Saberme amado, perdonado y enviado. Desde mi verdad y mi debilidad, siento que Dios me envía. Acompañar, contemplar, compartir. Cuidar los hábitos de la misión que el Señor me encomienda. Confianza y libertad en medio de la oración, los motores del seguimiento de Cristo resucitado.
¡¡¡Feliz Pascua de Resurrección!!!