Llevaba esperando el momento 8 meses: conocer un nuevo Patrimonio Espiritual de la Humanidad dedicado a mi «Rainha».
Desde el minuto UNO en que acabe mis obligaciones, fui dejando el mundo fuera y mi atención fue puesta en «ese» momento de ENCUENTRO.
Cuando se deja el mundo fuera, la Paz comienza brillar de forma especial y envolvente. De a poco los disfraces sociales, las funciones, las armaduras, los conceptos e ideas van desapareciendo hasta dejarnos con el encuentro de nuestra pequeñez.
Este fue mi primer regalo de preparación recibido en este viaje … ir al «Encuentro» tal como soy. Las cargas se convierten en ligeras y el alma aflora expectante.
Llegue a Fátima como pequeño y como pequeño, lo primero que encontré, fue a mi Cristo en toda su inmensidad.