Lo más natural, y que surge desde lo profundo del alma, es «montar una tienda».
Cada vez, y en cada oportunidad en que nos acercamos al Misterio y el Misterio viene a nuestro encuentro, pues, se desea PERMANECER.
¿Cómo no entender a Pedro?
¿Cómo no desear quedarse en esa eternidad llena de sentido?
¿Cómo no escuchar ese anhelo, seguir esa voz que seduce, desnuda el alma y AMA?
¿Cómo no dejarse amar, limpiar y vestir?
¡En el ENCUENTRO se puede echar raíces!
Ya me veía yo haciendo, nuevamente, rosarios, vistiendo la sencillez y, simplemente, dejando que la vida se consuma.
Pero el YA (en esta vida) es el todavía no.
En esta vida las raíces son para echar alas.