Exo y esotérico. ( Y Siria )

Hay dos clases de liturgias, las esotéricas y las exotéricas.

 

Las esotéricas se convocan secretamente, y suceden en espacios cerrados, para iniciados, normalmente a oscuras y con nubes de incienso. Dan mucho impacto psíquico, dicen. Las exotéricas son exteriores, se anuncian y hacen abiertamente en el campo o en cualquier sitio a puerta abierta.

 

El cristianismo es exotérico, una fe o liturgia que no tiene alimentos prohibidos, ni un idioma sagrado. En rigor, ni siquiera Jesús era cristiano, de modo que «cristianismo» es invento posterior. Nos fundamos en las escrituras, la tradición, y en la sucesión desde Pedro o desde la Reforma para los católicos. No tenemos ritos esotéricos, que yo sepa. Preguntadle a René Guénon que sabe más de esto. A Charbonneau-Lassay, a la Hermandad del Paráclito, la iniciación templaria.

 

Conozco ateos y agnósticas que echan de menos los rituales esotéricos, supongo que por indefinida nostalgia, envidia, o por estética. A veces los buscan en actividades peligrosas o en sesiones nocturnas discotequeras, donde las drogas, el alcohol o el bum-bum grave de los gigantes altavoces subWoofer dan esa ilusión colectiva de Eleusis, de rito iniciático esotérico.

 

A los cristianos nos cuesta expresar que nuestras iniciaciones esotéricas pudieran ser tan sencillas como este ritual playero de unos muchachos de Badalona,

 

 

Yo supongo que os habréis ya documentado acerca de los horrores de Oriente Medio. Esta explicación es buena y breve, aunque diga palabras fuertes y no recuerde que Dios es señor de la Historia y punto. María Guadalupe también te lo cuenta a lo largo de más de una hora. Yo os lo recomiendo.

 

 

 


Las matanzas y todas las muertes y las tomas y saqueos de ciudades deben ser contemplados exactamente como en los escenariosde los teatros: todo son trueques, cambios de disfraces y representaciones de lamentos y gemidos. Pues aun en esta vida, en cada caso de la vida real, no es el alma interior, sino la sombra exterior del hombre la que gime y se lamenta y hace todo lo que hace teniendo por escenario la tierra entera, donde se han montado escenarios en muchos sitios. Porque tales actos son propios de quien no sabe vivir más que la vida externa de aquí abajo y desconoce que en medio de sus lágrimas está jugando aunque llore en serio. Porque sólo la parte seria del hombre debe comportarse en serio, en las acciones serias, mientras que el hombre restante es un juguete. Pero  aun los juguetes son tomados en serio por aquellos que no saben ser  serios  y son  juguetes ellos mismos.  Mas si alguno comparte el juego con ellos y  sufre esa clase de males sepa que ha caído en un juego de niños si se ve despojado del juguete de que está revestido. Y aunque sea Sócrates el que  juega, juega con el Sócrates exterior. Y hay otra cosa que hay que tener en cuenta: que los llantos y lamentos no deben ser  tomados como indicios  de que  haya males; porque también  los niños lloran y se lamentan por cosas que no son males.

 

Plotino, La contemplación, III, 2, 15. Te lo cita Elémire Zolla en su primer tomo de Los místicos de Occidente, página 189. El párrafo tiene mil ochocientos años y tal vez aquí sea inaceptable; y pega en este artículo mío peor que en cualquier otro, pero lo pongo para que podamos respirar y tomar aire para seguir luchando.

 


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