2018-08-09 Biografía del silencio

Cuando:
9 de agosto de 2018 a las 18:30 – 19:30 Europe/Madrid Zona Horaria
2018-08-09T18:30:00+02:00
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Esta oración que tiene lugar el jueves 9 de agosto de 2018 a las 20:30h, está formada por una selección de trozos de un breve ensayo sobre meditación escrito por Pablo d’Ors: “Biografía del Silencio”. El criterio de selección ha sido tan simple como tomar los textos que subrayaba quien prepara esta oración porque conmovían su corazón, le hacían vibrar o le cuestionaban principios fundamentales de su felicidad o existencia.

Pablo d’Ors (Madrid, 1963) es sacerdote católico, escritor y, por expresa designación del Papa Francisco, consejero cultural del Vaticano. Tras conocer a Franz Jalics, funda en 2014 la asociación Amigos del Desierto, cuyo propósito es profundizar y promover la práctica de la meditación.

 

Canto: Busca el silencio, ten alerta el corazón, calla y contempla.

 

1. Comencé a sentarme a meditar en silencio y quietud por mi cuenta y riesgo, sin nadie que me diera algunas nociones básicas o que me acompañara en el proceso. La simplicidad del método (sentarse, respirar, acallar los pensamientos) y sobre todo la simplicidad de su pretensión (reconciliar a la persona con lo que es) me sedujeron desde el principio. Como soy de temperamento tenaz, me he mantenido fiel durante varios años en esta disciplina […] Enseguida comprendí que se trataba de aceptar con buen talante lo que viniera, fuera lo que fuese. Un minuto de silencio.

 

2. Durante los primeros meses meditaba mal, muy mal. Tener la espalda recta y las rodillas dobladas no me resultaba nada fácil […] respiraba con cierta agitación […] Sin embargo, había algo muy poderoso que tiraba de mí, la intuición de que el camino de la meditación silenciosa me conduciría al encuentro conmigo mismo […]. Durante el primer año, pronto me di cuenta de que prácticamente no había un instante en que no me doliera alguna parte del cuerpo. Mientras me preguntaba ¿qué me duele? ¿cómo me duele? e intentaba responderme, el dolor desaparecía o sencillamente cambiaba de lugar. No tardé en extraer de esto una conclusión: la pura observación es transformadora […] no hay arma más eficaz que la atención. Un minuto de silencio.

 

3. La cantidad de experiencias y su intensidad sólo sirve para aturdirnos. No creo que la persona esté hecha para la cantidad, sino para la calidad […] Conviene dejar de tener experiencias, sean del género que sean y limitarse a vivir […] Todas nuestras experiencias suelen competir con la vida y logran, casi siempre, desplazarla e incluso anularla. La verdadera vida está detrás de lo que nosotros llamamos vida. No viajar, no leer, no hablar … Todo eso es mejor que su contrario para el descubrimiento de la luz y de la paz […] Para vislumbrar algo de todo esto, tuve que familiarizarme con mis sensaciones corporales y, lo que todavía es más arduo, clasificar mis pensamientos y sentimientos, mis emociones. Porque es fácil decir que uno tiene distracciones, pero muy difícil, en cambio, saber qué clase de distracciones son. Tardé un año en poner nombre a lo que aparecía y desaparecía de mi mente cuando me sentaba a meditar. Un minuto de silencio.

 

4. Para fortalecer mi convicción y apuntalar mi voluntad, me centré en lo que estimé que era más determinante: EL SILENCIO. Me refiero tanto a lo que hay en el silencio como al silencio mismo, que es una auténtica revelación […] Para alguien como yo, occidental hasta la médula, fue un gran logro comprender, y empezar a vivir, que yo podía estar sin pensar, sin proyectar, sin imaginar; ESTAR SIN APROVECHAR, SIN RENDIR: un estar en el mundo, un con-fundirme con él, un ser del mundo y el mundo mismo sin las cartesianas divisiones o distinciones a las que tan acostumbrado estaba por mi formación. Un minuto de silencio.

 

5. Tengo el convencimiento de que este camino espiritual, que intento explicar, lo he configurado yo. No quiero decir que no me hayan orientado lecturas luminosas ni que no haya recibido consignas pertinentes por parte de algunos maestros de meditación […] Pero en todo caso, mi impresión es que he sido yo y sólo yo quien ha caminado, guiado por mi maestro interior […] El mejor síntoma de que hacía mis sentadas cada vez mejor fue para mí que siempre quería hacer más sentadas […] Cierto que al principio todo me parecía más importante que meditar; pero ha llegado el momento en que sentarme y no hacer otra cosa que estar en contacto conmigo mismo, estar presente a mi presente, me parece lo más importante de todo.Un minuto de silencio.

 

6a. Al igual que el niño que está aprendiendo a montar en bicicleta logra montar de hecho cuando se sumerge a fondo en esta actividad y, por contrapartida, se cae al suelo cuando se para a considerar lo bien o mal que lo está haciendo, así nosotros, todos, en cualquier actividad que llevemos a cabo. EN CUENTO COMENZAMOS A JUZGAR los resultados, LA MAGIA DE LA VIDA SE DISIPA y nos desplomamos. Esto es en esencia lo que enseña la meditación: a sumergirse en lo que estás haciendo. “Cuando como, como; cuando duermo, duermo” […]. Un minuto de silencio.

 

6b. Como novelista que soy, desde muy joven he sabido qué páginas de mis libros estaban inspiradas y cuáles no. Las inspiradas son aquellas que he escrito olvidado de mí, sumergido en la escritura, abandonado a su suerte; las menos inspiradas, en cambio, las que he trabajado más, las que he planificado y redactado de forma más racional y menos intuitiva […] Por eso, para escribir, como para vivir o amar, no hay que apretar, sino soltar, no retener sino desprenderse […] Cuando digo que conviene estar sueltos o desprendidos me refiero a la importancia de CONFIAR. Un minuto de silencio.

 

6c. Como arte de la espera que es, la meditación suele ser bastante ABURRIDA. ¡Pues qué fe tan grande hay que tener entonces para sentarse en silencio y quietud! […] De modo que podría decir que yo medito para tener fe en la meditación […]. Cuando estoy sentado comprendo mejor que EL MUNDO NO DEPENDE DE MÍ, y que las cosas son como son con independencia de mi intervención. Un minuto de silencio.

 

7a. Para convertirme en alguien que medita, aparte de sentarme a diario uno, dos o tres periodos de unos veinte o veinticinco minutos, no tuve que hacer nada en especial. Todo consistía en ser lo que había sido hasta entonces, pero conscientemente, atentamente. Todo mi esfuerzo debía limitarse a controlar las idas y venidas de la mente, poner la imaginación a mi servicio y dejar de estar yo, como un esclavo, al suyo […] La atención me fue conduciendo al ASOMBRO […] Si todo lo que vivo y veo no me sorprende es porque lo he sometido a un prejuicio o esquema mental, imposibilitando de este modo que despliegue ante mí todo su potencial. Un minuto de silencio.

 

Canto: Te seguiré a donde me lleves, sin adelantarme, sin forzar el paso. Sabiamente ignorante, iré donde no sé. Puesto el corazón en ti, te seguiré.

 

7b. Al terminar mi último retiro intensivo de meditación, me fui a caminar por la montaña y, durante unos instantes (acaso una hora), experimenté una dicha insólita y profunda. Todo me parecía muy bello, radiante […] Mi sensación de efervescente dicha durante aquella caminata desapareció inadvertidamente, pero gracias a ella creo tener ahora una idea más ajustada de la felicidad a la que aspiro […] Algunos días después de aquel retiro volví a esa montaña, pero para mí ya no fue lo mismo. No podemos rastrear la felicidad pasada. ¿Qué he concluido? Pues que la felicidad es, esencialmente percepción. Y que, si nos limitáramos a percibir, llegaríamos por fin a lo que somos. Un minuto de silencio.

 

8. Cuanto más se medita, mayor es la capacidad de percepción y más fina la sensibilidad, eso puedo asegurarlo. Se deja de vivir embotado, que es como suelen transcurrir nuestros días. La mirada se limpia y se comienza a ver el verdadero color de las cosas. El oído se afina y empiezas a escuchar (y en esto no hay ni un gramo de poesía) el verdadero sonido del mundo. Todo, hasta lo más prosaico, parece más brillante y sencillo […] ¿Suena bien? ¡Excelente! Pero confieso que yo sólo lo he experimentado durante algunos segundos y sólo en contadas ocasiones. Un minuto de silencio.

 

10a. Gracias a la meditación he ido descubriendo que no hay yo y mundo, sino que mundo y yo son una misma y única cosa […] No quiero hacer daño a nada ni a nadie porque te das cuenta de que en primera instancia te dañarías a ti mismo si lo hicieras. Un minuto de silencio.

 

10b. Se pudre y huele mal toda vida que no fluye […] Sea por cobardía o por pereza, sin embargo, o incluso por inercia (aunque casi siempre es el miedo lo que mayormente nos paraliza), todos tendemos a quedarnos quietos y, todavía más, a encasillarnos. Buscamos trabajos que nos aseguren, matrimonios, ideas firmes y claras, ritos, ir sobre seguro … Y es así como el río de nuestra vida va encontrando obstáculos en su curso, hasta que un día, sin previo aviso, DEJA DE FLUIR. Un minuto de silencio.

 

11a. Gracias a mis sentadas de meditación he descubierto que todo sin excepción puede ser una aventura […] En realidad, cualquier jornada, aún la más gris, es para quien sepa vivirla una aventura inconmensurable. Hacer la cama, lavar los platos, ir a la compra, sacar al perro […] La meditación que practico apunta al carácter aventurero (que es tanto como decir insólito o milagroso) de lo ordinario. Un minuto de silencio.

 

11b. Para meditar no importa sentirse bien o mal, contento o triste, esperanzado o desilusionado. Cualquier estado de ánimo que se tenga es el mejor estado de ánimo posible en ese momento para hacer meditación […] Se aprende a no querer ir a ningún lugar distinto a aquel en que se está; se quiere estar en el que se está, pero plenamente […] Cualquier estado de ánimo, aun aquellos que nos parecen más auténticos e incuestionables es FUGAZ, basta verificar cómo nace y muere todo en nuestro interior con una pasmosa facilidad. Un minuto de silencio.

 

13. Reconozco que buena parte de mis sentadas las paso soñando despierto; también reconozco que eso de soñar me resulta, en general, bastante agradable. Pero no me engaño: eso no es meditación. No se trata de soñar despierto, sino de estar despierto. Soñar es escaparse […] Vivimos ebrios de ideas e ideales. Sin embargo, bajo su apariencia prosaica, la vida, CUALQUIER VIDA, ES MUCHO MÁS HERMOSA E INTENSA QUE LA MEJOR DE LAS FANTASÍAS […] La realidad está llena de olores y texturas, de colores y sabores que son de verdad. Claro que la realidad puede ser torpe o excesiva, pero nunca defrauda.

 

14. Como casi todo el mundo, también yo ando siempre persiguiendo lo que me agrada y rechazando lo que me repele […] Una existencia que discurre tomando y repudiando termina por resultar agotadora […] Es a esto precisamente a lo que llama la meditación: a no imponer a la realidad mis propias filias o fobias, a permitir a que esa realidad se exprese y que pueda yo contemplarla sin las gafas de mis aversiones o afinidades […] Lo que nos disgusta TIENE DERECHO A EXISTIR; lo que nos disgusta puede incluso convenirnos y en este sentido, no parece inteligente escapar de ello.

 

17. Me gusta mucho hacer una pequeña inclinación ante el cojín o banquito sobre el que voy a sentarme a meditar […] Con él expreso mi respeto hacia el espacio en el que, por encima de cualquier otro, trabajo en mi aventura interior […] En mi vida ordinaria no es raro que me incline ante mi prestigio profesional, la cuenta bancaria o el bienestar característico de una vida acomodada. Entusiasmado con mis postraciones rituales e ignorante de cómo las postraciones existenciales son las que de verdad cuentan. En la meditación he descubierto lo limitada y burda que resulta esta forma de conducirse. Yo he chapoteado mucho en ese fango (lo admito), y ¿qué debía hacer? No JUZGARME, eso resulta claro; y mucho menos censurarme. NO ES en absoluto necesario JUZGAR, basta OBSERVAR; la simple observación es ya eficaz para el cambio. Javier Melloni, S.J. añade: observar, bendecir, agradecer y soltar, confiando que en cada momento vendrá lo que tenga que venir y confiando en que lo sepamos recibir. Un minuto de silencio.

 

Canto: Canta aleluya al Señor, canta aleluya al Señor. Canta aleluya, canta aleluya, canta aleluya al Señor.

 

La oración recibirá respuesta (Mateo 7, 7-12): Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque quien pide, recibe; y quien busca, halla; y a quien llama, se le abre. ¿Y quién hay entre de vosotros, que, si su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vues
tros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre del cielo dará buenas cosas a quien se las pida?

 

Espacio para compartir peticiones, vivencias y acción de gracias.

 

Gracias, Señor, porque me doy cuenta de que la meditación y el silencio …  (si no se te ocurre una formulación, toma alguna de las formulaciones de esta oración pero diciéndolas en primera persona).

 

Uniendo nuestras manos, recitamos el Padrenuestro.

 

Oración comunitaria: Señor Jesucristo, te pedimos tu protección e intercesión ante el Padre por toda la comunidad LGTB, por todos aquellos hermanos que sufren en la soledad, que se sienten solos, que son perseguidos, que no son aceptados en su entorno más cercano. Y te damos gracias y pedimos por CRISMHOM, para que construyamos Reino y seamos luz y faro de nuestra comunidad LGTB de Madrid.

 

Bendición: Que el Señor nos bendiga y nos proteja. Que el Señor nos muestre su rostro, tenga misericordia de nosotros y nos conceda la paz. Así invocaremos el nombre del Señor y Él nos bendecirá.

 

Oración final: “El deseo de luz produce luz, y hay verdadero deseo cuando hay esfuerzo y atención. Es realmente la luz lo que se desea cuando cualquier otro móvil está ausente. Aunque los esfuerzos de atención fuesen durante años aparentemente estériles, un día, una luz exactamente proporcional a esos esfuerzos inundará nuestra alma. Cada esfuerzo añade un poco más de oro a un tesoro que ya nada en el mundo nos puede sustraer” (Simone Weil, una filósofa socialmente comprometida).

 

Canto: Abro mi ser y alzo mis manos y mi voz hacia Ti. Quiero rendirme y entregarme a tu voluntad. Mi corazón se abre a la voz de tu espíritu de amor; mi alma canta de gozo, mi alma canta de gozo, mi alma canta de gozo en ti, Señor.

 

Sacia la sed de tu Palabra que hay en mí, oh Jesús. No me abandones, ni me dejes pues confío en Ti. Mi corazón se abre a la voz …

 

Dame la luz de tu mirada, mírame, oh Jesús. Cambia mi vida, con tu fuerza y yo te alabaré. Mi corazón se abre a la voz …