Nos cuesta remontar en nuestro mundo relacional cuando las relaciones significativas de nuestra vida se quiebran. Sólo es posible transmitir el cariño y cercanía de Dios a través de nuestro propio calor. Necesitamos experimentar y escuchar de alguien la frase «Es bueno que existas». Aunque los animales no necesitan ser confirnados, la persona constantemente busca tímidamente un sí. Dios también busca relaciones, nos ha creado para tener relaciones. ¿Puede una relación cambiar tanto a una persona? Realmente sí, es posible. La fe se transmite desde el encuentro y el encuentro con Jesús nos cambia. El mundo está ansioso de relaciones.