Cada vez que te sientas solo, debes tratar de encontrar el origen de este sentimiento. Estas inclinado a escapar de tu soledad, o bien, a habitar en ella. Cuando escapas de ella, tu soledad no disminuye realmente; simplemente, la obligas a salir de tu mente temporalmente. Cuando empiezas a habitar en ella, tus sensaciones solo se refuerzan y caes en la depresión.
La tarea espiritual no es escapar de tu soledad, ni dejarte ahogar en ella, sino descubrir su origen. No es sencillo hacerlo, pero cuando, de alguna manera, puedas identificar el lugar del cual emergen estas sensaciones, perderán parte de su poder sobre ti. Esta identificación no es una tarea intelectual; es una tarea del corazón. Con el corazón, debes buscar sin temor ese lugar.
Esta es una búsqueda importante, porque te lleva a discernir algo bueno acerca de ti mismo. El dolor de tu soledad puede estar arraigado en tu vocación mas profunda. Puedes descubrir que tu soledad esta ligada a tu vocación de vivir completamente para Dios. Así, tu soledad se te puede revelar como el otro costado de tu don único. Una vez que puedes experimentar en tu ser mas intimo la verdad de esto, puedes encontrar soledad no solo tolerable sino también provechosa. Lo que en principio parecía doloroso se puede convertir después en una sensación que, aunque dolorosa, abra para ti el camino hacia un conocimiento aun mas profundo del amor de Dios.
(Herni J. M. Nouewn, La voz interior del amor)