Me regalaron, de forma fortuita e inesperada, el libro “La Imitación de Cristo” de Tomas Kempis de edición 1949. Un libro que ya lleva 600 años en el mercado y que, a mi parecer, no ha sido igualado hasta la actualidad. Un alimento sólido para el alma que busca, que desea profundamente ENCONTRAR y que está dispuesta a vender todo para comprar el árido terreno donde el tesoro está oculto.
Llega nuevamente a mí, en plena cuaresma, como parte de la orquesta de la vida donde nosotrxs solo tocamos nuestro instrumento porque todo está dirigido por el gran Director.
Llega nuevamente a mí para recordarme que no solo de pan vive el hombre. Llega en medio de un tiempo donde todo se tiñe de cuaresma y de alegría pascual anticipada.
Gracias Dios!
«¿Que se nos da de los géneros y especies de los lógicos? Aquel a quien habla el Verbo Eterno de muchas opiniones se desembaraza. De aqueste Verbo salen todas las cosas y todas predican este UNO, y éste es el principio que nos habla.
Ninguno entiende o juzga sin él rectamente.
Aquel a quien todas las cosas le fueren UNO, y trajere a UNO, y las viere en UNO, podrá ser estable y firme de corazón y permanecer pacífico en Dios.
Oh, verdadero Dios! hazme permanecer UNO contigo en caridad perpetua. Enójame muchas veces leer y oír muchas cosas; en Ti esta todo lo que quiero y deseo.
Callen todxs los doctores; no me hablen las criaturas en tu presencia, háblame Tú solo.»