Yo les he dado tu palabra y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del mundo. No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del mal. Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo. Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado. Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean santificados en la verdad (Jn 17, 11-19).