El ecuador de la vida

Llegando al ecuador de nuestra vida, nuestra relación con Dios cambia de estado. No se trata de la autorealización y autoglorificación de nosotros junto a Dios, para mayor gloria suya, sino de que Dios sea glorificado en todo. Cambiar nuestra aurorealización con Dios, a abandinarnos en Él y entregarle nuestra vida.


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