Domingo XIII del Tiempo Ordinario: la fe, vertebradora de nuestra vida

Mt 10, 37-42.

La fe no es una prenda de vestir que me pongo, ni algo externo a mí.

La fe «funciona» igual que cuando descubrimos a alguien y nos enamoramos de esa persona, está pasa a formar parte de nuestra vida. 

La fe no es algo exterior, sino que nos cala hondo, y es algo nuestro, porque el Señor Jesús no es una ideología, ni unas ideas que nos convencen. Es Alguien que pasa a formar parte de nuestro yo. 

Así se puede entender hoy el Evangelio. No como algo que contrapone nuestra vida con nuestra fe, sino que esta nos cala tanto, que empapa todo lo que sentimos; no hay en nosotros departamentos estancos, sino que todo está impregnado por nuestra relación con el Señor. No es posible decir que queremos más a alguien que al Señor, sino que nuestro encuentro con Él orienta y da identidad a nuestra vida, y todo tiene «su color». Dios que es Amor, llena de amor todo nuestro ser, y, por supuesto, da identidad a nuestras relaciones familiares y sociales. 

Contemplar hoy el Evangelio no es pensar a quien queremos más, sino sentir que nuestra relación con Dios inunda toda nuestra vida y nuestra persona, y así en todo vivimos unidos con Él, hasta haciendo insignificante (dar un vaso de agua), estamos unidos con Él. 

Qué vivamos hoy el Evangelio sintiendo que nos convoca a estar unidos con el Señor.


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