Dios es emprendedor y nosotros formamos parte de su empresa. Él tiene un proyecto de felicidad para cada uno de nosotros desde el inicio de los tiempos.
Dios es diseñador. Desde siempre Dios tiene claro lo que quiere de cada uno de nosotros y cómo conseguirlo a través de Él mismo y de nuestra libertad. Es un diseño de amor.