Hay días y días en la vida.
Pero el sabado santo tiene un matiz fundamental: un dia donde en el mundo no hay sagrarios ni misas.
Un dia en que el mundo y la naturaleza se sumerge en un silencio oscuro.
Los pajaros no cantan igual, el aire no se mueve igual, el día no es igual.
La existencia se convierte en un cuerpo sin alma. Su ser y esencia se esconde este dia.
Gracias que siempre queda reposar junto a Maria en este día.
Acompañarla, comprender junto a ella la oscuridad de la fe y cubrirse del frio con su manto.