
Hay dos modos de contar tu historia. Uno es contarla compulsiva y urgentemente, para seguir retornando a ella porque consideras tu presente sufrimiento como el resultado de tus experiencias pasadas.
Pero hay otro modo. Puedes contar tu historia desde el lugar en que ya no te domina. Puedes hablar de ella con cierta distancia y verla como el camino para tu presente libertad. La compulsion a contar tu historia se ha ido. Desde la perspectiva de la vida que vives ahora y la distancia que ahora tienes, tu pasado no te amenaza. Ha perdido su peso y puede ser recordado como la manera en que Dios te torna mas compasivo y comprensivo hacia los demas.
(Herni J. M. Nouwen, La voz interior del amor)