Contemplando cosas que se quedan incrustadas en el corazón. Olvidadas, afloran de pronto, sin que uno casi lo aprecie. Cayendo en la cuenta de que no están aún resueltas. Invocando al amor de Dios, para que haciéndose presente, me enseñe a mirarlas con sus ojos, para que su mirada sanadora las vaya resolviendo.