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Mi MADRE la está cuidando.

Un día como hoy hace 13 años, moría mi mama Nelly.

Murió el día en que la iglesia católica celebraba el día de Jesús, el Buen Pastor.

Sé que descansa en paz.

Llenando el cielo de flores de papel crepé, haciendo pendientes de semillas de jacarandá, discutiendo con su madre (en silencio), aconsejándole a la Virgen sobre la forma de reformar sus vestidos (pero que guarde los viejos por si algún día los llega a necesitar!) y encaprichándose con que Jesús haga alguna cosa que a ella le parezca lo más apropiado.

Hoy mi recuerdo y mis oraciones!

Mi MADRE la está cuidando!

En esto de perdonar sí

Puede que al principio, cuando el Señor hace estas mercedes, no luego el alma quede con esta fortaleza; más digo que si las continúa a hacer, que en breve tiempo se hace con fortaleza, y ya que no (aunque no) la tenga en otras virtudes, en esto de perdonar sí. No puedo yo creer que alma que tan junto llega de la propia misericordia, adonde conoce la que es y lo mucho que le ha perdonado Dios, deje de perdonar luego con toda facilidad y quede allanada en quedar muy bien con quien la injurió; porque tiene presente el regalo y merced que le ha hecho, adonde vio señales de grande amor y alégrase se le ofrezca en qué le mostrar alguno (Santa Teresa de Jesús, Camino de Perfección 36, 12).

Ilusiones y regalos del demonio

Estos efectos que he dicho a la postre (la humildad de no creerse más por linaje u honra) son de personas ya más llegadas a la perfección y a quien el Señor muy ordinario hace mercedes de llegarle a Sí por contemplación perfecta. Mas lo primero, que es estar determinados a sufrir injurias y sufrirlas aunque sea recibiendo pena, digo que muy en breve lo tiene quien tiene ya esta merced del Señor de tener oración hasta llegar a la unión; y que si no tiene estos efectos y sale muy fuerte de ellos de la oración, crea que no era la merced de Dios, sino alguna ilusión y regalo del demonio, porque nos tengamos por más honrados (Santa Teresa de Jesús, Camino de Perfección 36, 11).

Principio y Fundamento

El fundamento de mi vida es descubrir que aunque no sé con claridad el lugar donde quiero estar mañana, sí sé que quiero estar cerca de mi Señor y que lo que hago hoy me acerca más y más a un encuentro cada vez más cotidiano con Él junto a los que me rodean.

El fundamento de mi vida es constatar que con los años, mi opción de acompañar servir a los demás se hace realidad en decisiones concretas en las que no tengo que pensar si me entrego o no, porque la respuesta por defecto es que sí. Constatar que voy a tener que aprender a vivir siempre con la tensión e incertidumbre de no saber si estoy en mi sitio sino confiar que Dios proveerá.

El fundamento de mi vida es ser poco a poco más consciente de que yo también tengo necesidades, que necesito cariño y descanso, respetarme y hacerme respetar, tener tiempo para estar conmigo mismo, para no hacer nada, para dejar hacer a otros y para vivir con paz que no voy a llegar a todas las personas a las que me gustaría.

Sin dejarse pisotear

De estas personas (las contemplativas) está muy lejos estima suya de nada. Gustan entiendan sus pecados y de decirlos cuando ven que tienen estima de ellos. Así les acaece de su linaje, que ya saben que el reino que no se acaba no han de ganar por aquí. Si gustasen ser de buena casta, es cuando para más servir a Dios fuera menester; cuando no, pésales los tengan por más de lo que son, y sin ninguna pena desengañan, sino con gusto. Es el caso que debe ser a quien Dios hace merced de tener esa humildad y amor grande a Dios, que en cosa que sea servirle más ya se tiene a sí tan olvidado, que aún no puede creer que otros sienten algunas cosas ni lo tienen por injuria (Santa Teresa de Jesús, Camino de Perfección 36, 11).

Que no sea seguir esta nota, motivo de alfombrarnos para dejar que nos pisen o no valorarnos ni reconocer nuestros logros. Que quiero hoy entender que fue escrita para los que ya se creen más que otros y se permiten atropellar a los demás, incluso en nombre de Dios.

Ain Karem, Jesús

Tú eres palabra de vida, Jesús, maestro.
Tú eres salud y esperanza, Jesús, sanador.
Tú que deshaces nuestras ataduras, Jesús liberador.
Fuente de agua viva, mesa de paz, Jesús, nuestro Señor.

Ante tu nombre, Jesús, nuestras rodillas se doblan. Sólo en tu nombre, caminaremos y anunciaremos el Reino de Dios. Jesús, buen Jesús, nuestro Señor, Jesús.

Tú eres luz y camino, Jesús, maestro.
Tú eres perdón y refugio, Jesús, sanador.
Tú quien despierta nuestros oídos, Jesús, liberador.
Fuego en las entrañas, amor verdadero, Jesús, nuestro Señor.

Ante tu nombre, Jesús, nuestras rodillas se doblan. Sólo en tu nombre, caminaremos y anunciaremos el Reino de Dios. Jesús, buen Jesús, nuestro Señor, Jesús.

Tú eres nuestro sentido, Jesús, maestro.
Bálsamo y consuelo en nuestras heridas, Jesús, sanador.
Tú que nos hermanas colgado en un madero, Jesús, liberador.
Pobre entre los pobres, Dios hecho pequeño, Jesús, nuestro Señor.

Descubriendo mis límites físicos

Descubriendo mis límites físicos. Empezando a darme cuenta de que no puedo continuar con el mismo ritmo de actividad sin recibir señales de cansancio, falta de sueño e incluso sentirme mal físicamente de que es preciso bajarlo, encontrar espacios para mi propio gozo y disfrute. Viendo y experimentando que cada vez me cuesta más trabajo sacar adelante las cosas que hago. Señor, concédeme un NO por respuesta para que pueda haber síes más hondos cuando mi querido Señor me enseñe a cuidar de mí mismo.

Rompiendo la cadena de la venganza

Cuando Jesús nos exhorta a amar a nuestros enemigos, no se refiere a dejarse pisotear, sino a no dejarse gobernar por el mal que se nos hace, a no entrar en el juego de la venganza que nos pone al mismo nivel que nuestro enemigo. La misericordia rompe la cadena de la venganza.

María, madre de la fe

María, madre de la fe, no aparece en ningún momento en los evangelios como testigo de la resurrección de Jesús. En quien Dios sustentó su proyecto de Salvación, ¡bendita esperanza! transitó un camino de conversión como el que transitamos cada uno de nosotros. Dios necesitó la humildad y los cuidados de María, como los necesita de cada uno de nosotros para construir su Reino, mostrar su rostro, hacernos ocupar el lugar que nos corresponde como personas y abandonar el lugar que no nos corresponde como esclavos de las cuestiones intrascendentales que gobiernan nuestra vida. ¿Qué lugar ocupa María en nuestra vida?

La exposición

Todos necesitamos alguien que nos dé «kañita».

 

Frase que alguien voceó un cóctel inaugural de GMadrid Sports.

 

¡Otra de aviones!

 

Hablaba hace unos días con un aeromozo conocido. Quizá unos trabajos son más gais que otros, nuestros azafatos abundan.

 

―He estado esta mañana en la peluquería. Y hace diez días, lo mismo.

―¿Y eso?

―Es que a los azafatos nos crece más el pelo que al común de los mortales.

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