Fundamento: Diversidad …

 El día de ayer me encontré siendo «interrogado» por Ignacio de Loyola y debo de reconocer que no es santo de mi devoción.

Hay de todo en la viña del Señor (esta es una de las mayores realidades en esta vida) y también se puede llevar los interrogatorios al diálogo.

Entonces reformulo: El día de ayer me encontré «siendo dialogado» por Ignacio de Loyola.

El tío es majo, porque en realidad somos muy parecidos salvo en las formas. Se puede dialogar con él si respetas su necesidad de ritualismos y formalidades para expresar la simplicidad de la vida del creyente. Una simple diferencia de ópticas y siglos. 

Pues con ese respeto hemos dialogado sobre el fundamento de la vida (así lo llamó él).

«Luchad por entrar por la puerta estrecha»

Día litúrgico: Miércoles XXX del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 13,22-30): En aquel tiempo, Jesús atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén. Uno le dijo: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?». El les dijo: «Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. 

«¿A qué es semejante el Reino de Dios?»

Día litúrgico: Martes XXX del tiempo Ordinario

Texto del Evangelio (Lc 13,18-21): En aquel tiempo, Jesús decía: «¿A qué es semejante el Reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Es semejante a un grano de mostaza, que tomó un hombre y lo puso en su jardín, y creció hasta hacerse árbol, y las aves del cielo anidaron en sus ramas». Dijo también: «¿A qué compararé el Reino de Dios? Es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo».

Creyentes del siglo XXI

 “Mientras tanto, Dios camina y busca, sufre y goza con nosotros.

No «perdona» -el perdón es una categoría tan deforme como la culpa y el castigo-, sino que nos acompaña; es ternura y bondad en la entraña del ser.

Alienta en nosotros y, con nuestro aliento, crea futuro.”

Las Cartas de José Arregi para creyentes del siglo XXI

«Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado…»

Día litúrgico: Lunes XXX del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 13,10-17): En aquel tiempo, estaba Jesús un sábado enseñando en una sinagoga, y había una mujer a la que un espíritu tenía enferma hacía dieciocho años; estaba encorvada, y no podía en modo alguno enderezarse. Al verla Jesús, la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad». Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó, y glorificaba a Dios. 

«¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí…»

Día litúrgico: Domingo XXX (C) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 18,9-14): En aquel tiempo, a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, Jesús les dijo esta parábola: «Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano. 

»El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: ‘¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias’. 

«Fue a buscar fruto (…) y no lo encontró

Día litúrgico: Sábado XXIX del tiempo ordinario

Santoral 22 de Octubre: San Juan Pablo II, papa

Texto del Evangelio (Lc 13,1-9): En aquel tiempo, llegaron algunos que le contaron lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios. Les respondió Jesús: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. O aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé matándolos, ¿pensáis que eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo».

¿Qué sale de nuestra boca?

Malas palabras no salgan de vuestra boca; lo que digáis sea bueno, constructivo y oportuno, así hará bien a los que lo oyen. No pongáis triste al Espíritu Santo de Dios con que él os ha marcado para el día de la liberación final. Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda la maldad. Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo (Efesios 4,29-32).