Las condiciones materiales de la oración
A continuación haremos algunas observaciones a propósito de las condicionesMúsica Música Música
No quiero alejarme más de la celebración del día de Cecilia, patrona de la música, para agradecer las músicas, canciones, intérpretes, etc. que me ayudan a crecer en humanidad y en contacto con la divinidad. A todas esas personas que, conectadas con la vida y con la emoción, crean y recrean.
Simplemente gracias!
Nuestro corazón y el corazón de la Iglesia
Para terminar esta parte, desearíamos añadir unas palabras sobre el alcance eclesial de la vida de oración. En primer lugar, por tratarse de un misterio muy hermoso que puede estimular extraordinariamente la perseverancia en la vida de oración. Y también para no dejar en el lector la impresión —absolutamente falsa— de que ese componente tan esencial de la vida cristiana como es la dimensión eclesial, es aje no a la vida de oración o sólo tiene con ella un lazo periférico.
El corazón herido
Haremos ahora algunas consideraciones que son como una síntesis de lo dicho enTodo …
Todo tiene una razón de ser aunque no lo entiendas…
todo hizo que hoy seas quien eres y no hay error… ni siquiera equivocación…
la vida no ocurre al azar…
estás donde tienes que estar…
estuvisteis donde has tenido que estar…
entonces … hay que estar en paz…
III. Evolución de la vida de oración
DE LA INTELIGENCIA AL CORAZÓNDios habita en nuestro corazón
Desearíamos ahora enunciar un cuarto principio teológico de gran importanciaYou’re a part of me
Hoy llego nuevamente a mí esta canción y me encontré terminando una ponencia diciendo «toda guerra debe acabar».
Salí de allí y me encontré echado en un sofá diciendo lo mismo.
Toda batalla debe concluir algún día, porque no tenemos muchos días en esta vida.
Ya veo el primer pájaro después de una guerra.
Ese pájaro despliega sus alas en una oración y, surcando el mar del amor, hace nido en mi Dios: Hágase en mí según tu palabra.
Dios se nos da a través de la humanidad de Jesucristo
Después de la primacía de la actuación divina y de la primacía del amor, veamosPrimacía del amor
Veamos ahora un segundo principio tan fundamental como el primero: la primacía