Maria no te fallará ni una sola vez

 Cuando las tentaciones pongan en peligro tu salvación y la tristeza te quite las fuerzas y los deseos de seguir trabajando por conseguir la santidad, acuérdate de María y llámala en tu ayuda; llámala insistentemente como el niño aterrorizado pide ayuda a su madre y Ella, que es causa de nuestra alegría, correrá a ayudarte. Te desafío a que hagas la prueba. No te fallará ni una sola vez. (San Bernardo)

En el corazón de Maria no hay mas que misericordia

María, no me dejes ni un instante, estate siempre a mi lado. Volvamos a ella con confianza, y estaremos seguros de que, por miserables que seamos, ella obtendrá la gracia de nuestra conversión. María es tan buena que no deja de echar una mirada de compasión al pecador. Siempre está esperando que le invoquemos. En el corazón de María no hay más que misericordia.

Maria en la gloria celestial

 

Contemplando a María en la gloria celestial, comprendemos que tampoco para nosotros la tierra es una patria definitiva y que, si vivimos orientados hacia los bienes eternos, un día compartiremos su misma gloria y así se hace más hermosa también la tierra

(Papa Benedicto XVI, Audiencia, 16 de agosto)

Simplemente … Fátima

Hoy se cumplen 100 años del inicio de las apariciones. Tuve el placer de estar allí hace menos de un año.
¡¡¡Alégrate María, llena eres de gracia!!!
Un hermoso regalo el tener la presencia de esta Maestra y Madre espiritual en mi vida.

Maria està cerca de los hombres

El hecho de que María está totalmente en Dios  es la razón por la que está también tan cerca de los hombres. Por eso puede ser la Madre de todo consuelo y de toda ayuda, una Madre a la que todos, en cualquier necesidad, pueden osar dirigirse en su debilidad y en su pecado, porque ella lo comprende todo y es para todos la fuerza abierta de la bondad creativa

(Papa Benedicto XVI Homilía, 8 de diciembre). 

Maria nos recuerda que estamos destinados a la plenitud

María elevada al cielo nos indica la meta última de nuestra peregrinación terrestre. Nos recuerda que todo nuestro ser –espíritu, alma y cuerpo- está destinado a la plenitud de la vida: que quien vive y muere en el amor de Dios y del prójimo será transfigurado a imagen del cuerpo glorioso de Cristo resucitado (Papa Benedicto XVI, Ángelus, 15 de agosto). 

Un cristiano sin la Virgen está huérfano

 

Un cristiano sin la Virgen está huérfano. También un cristiano sin Iglesia es un huérfano. Un cristiano necesita de estas dos mujeres, dos mujeres madres, dos mujeres vírgenes: La Iglesia y la Madre de Dios

(Papa Francisco)

María, madre del Hijo de Dios

“María está íntimamente asociada, por su unión con Cristo, a lo que creemos. En la concepción virginal de María tenemos un signo claro de la filiación divina de Cristo. El origen eterno de Cristo está en el Padre; él es el Hijo, en sentido total y único; y por eso, es engendrado en el tiempo sin concurso de varón. Siendo Hijo, Jesús puede traer al mundo un nuevo comienzo y una nueva luz, la plenitud del amor fiel de Dios, que se entrega a los hombres. Por otra parte, la verdadera maternidad de María ha asegurado para el Hijo de Dios una verdadera historia humana, una verdadera carne, en la que morirá en la cruz y resucitará de los muertos. María lo acompañará hasta la cruz (cf.

María, icono de fe

“En el contexto del Evangelio de Lucas, la mención del corazón noble y generoso, que escucha y guarda la Palabra, es un retrato implícito de la fe de la Virgen María. El mismo evangelista habla de la memoria de María, que conservaba en su corazón todo lo que escuchaba y veía, de modo que la Palabra diese fruto en su vida.

María y la vida en el Espíritu Santo

“La Virgen María nos enseña el significado de vivir en el Espíritu Santo y qué significa acoger la novedad de Dios en nuestra vida. Ella concibió a Jesús por obra del Espíritu, y cada cristiano, cada uno de nosotros, está llamado a acoger la Palabra de Dios, a acoger a Jesús dentro de sí y llevarlo luego a todos. María invocó al Espíritu con los Apóstoles en el Cenáculo: también nosotros, cada vez que nos reunimos en oración estamos sostenidos por la presencia espiritual de la Madre de Jesús, para recibir el don del Espíritu y tener la fuerza de testimoniar a Jesús resucitado