Recursos humanos
Contemplando personas en la calle, imágenes de cartones, mantas, litronas, tetrabriks de Don Simón, gente desempleada cuyo trabajo se convierte en pedir dinero. Esta es la imagen que aún tengo de las personas sin techo. Un amigo a cargo de una fundación que acoge a personas sin hogar me cuenta otra cosa. El conjunto de personas sin techo es más amplio. No son sólo los que se emborrachan cada día para tolerar la crudeza de su vida, los que ya han desarrollado una enfermedad mental que difícilmente les permitirá subirse al tren de nuestra sociedad. También hay personas que les vinieron mal dadas, extranjeros y refugiados que huyeron de la guerra, de la amenaza de muerte (a veces por ser homosexuales), personas como tú y como yo, que un día decidieron separarse de su pareja coincidiendo con la pérdida de su trabajo y casi sin comerlo ni beberlo se encuentran en la calle por evitar la vergüenza de tener que explicar lo sucedido a amigos y familiares.