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CRONICA DE UNA NATIVIDAD: ANUNCIO

Lucas 1: 26-38

26 A los seis meses, Dios mandó al ángel Gabriel a un pueblo de Galilea llamado Nazaret,

27 donde vivía una joven llamada María; era virgen, pero estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José, descendiente del rey David.

En lugar humilde, hermoso y gracioso

Contemplando cómo mi Señor pone su bandera, su campamento, en lugar humilde, hermoso y gracioso. No muy instalado; dispuesto a hacer mudanza cuando sea preciso. Mirando cómo escoge a sus colaboradores, las piezas clave para traer el amor al mundo. Mirando cómo me llama a mí. Sin grandes discursos, invitando a la pobreza, a soportar menosprecio y a la humildad.

¡Feliz Adviento!

Profetizando con denuncia y renuncia. Poniendo a Dios primero y después a las instituciones. Intentando hacer cosas ordinarias con amor extraordinario. Porque Dios no busca a los capaces, sino que capacita a los que buscan. Saliendo de nosotros, de lugares cómodos para ir a otros distintos, donde a pesar de poder estar más incómodos, en realidad nos encontraremos mucho mejor. No queriendo hacer memoria de lo que sucedió, sino deseando vivamente celebrar lo que estar por venir. ¡Feliz Adviento!

Replicando el perdón de Cristo

Para los creyentes, el perdón verdadero, el más hondo y puro se realizó una vez en la historia: cuando Jesús con sus brazos extendidos en la cruz nos acoge diciendo: «perdónalos, Padre, porque no saben lo que hacen». Y tras ese instante sobrenatural, nos encomendó una tarea: la de intentar replicarlo con su ayuda hasta el confin de los tiempos.

El perdón: respuesta del que se siente querido

El perdón, consciente, incondicional y gratuito sólo puede darse cuando uno ha sido, y se siente, infinitamente querido, perdonado. Y tan agradecido por ello que uno no puede sino imitar ¡aquello tan grande que le han regalado!

Relaciones no deseadas que implica el perdón

El perdón implica una relación no deseada con el mal que se nos hace, una vinculación con el resquemor, la venganza y otros sentimientos que experimento en mi interior y que conscientemente decido no volcar en los demás, para sufrirlos yo. No se puede perdonar a medias. Es preciso una renuncia, a veces faraónica, a uno mismo, a mis propias heridas.

El perdón: un gran acontecimiento

La causa del perdón no es el tiempo, la comprensión o el poder personal de perdonar. Cuando el perdón ocurre, es un auténtico acontecimiento que se produce en un instante concreto, inspirado, «mágico», que se recuerda con día y hora rozando lo sobrenatural, que viene de fuera y nos sorprende hasta el punto de reconocer que no es nuestro. El perdón es ese instante; quizá desencadenado por un proceso previo, tras el que se inicia otro: la reconciliación.

Aproximaciones al perdón

El tiempo no perdona, perdonamos cada uno de nosotros. El olvido que da el tiempo no es perdón. Para perdonar lo imperdonable, tratamos de comprender. Sin embargo la raíz honda del perdón es el amor sin comprensión. Ostentamos nuestro poder de perdonar, decidiendo y negociando el momento y la forma en que perdonamos. El verdadero perdón es incondicional.

Yo no lo hubiera hecho mejor

Contemplando el lado más humano de personas a las que por la relación laboral que tengo con ellas, me resulta difícil acercarme. Personas con las que en momentos puntuales he sido crítico. Personas que el tiempo va poniendo en su lugar. Mirando con aprecio su trabajo, poniéndome en su lugar. Viendo la dificultad de estar en su posición, creo que yo no lo hubiera hecho mejor.

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