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El ecuador de la vida

Llegando al ecuador de nuestra vida, nuestra relación con Dios cambia de estado. No se trata de la autorealización y autoglorificación de nosotros junto a Dios, para mayor gloria suya, sino de que Dios sea glorificado en todo. Cambiar nuestra aurorealización con Dios, a abandinarnos en Él y entregarle nuestra vida.

Esperanza: energía potente

Una de las energías más potentes para la persona es la esperanza. No hay sabor ni sentido sin ella. Es necesario tener corazón de pobre o de niño para acoger la esperanza. Ayudar a que otros tengan esperanza da en sí sentido a la existencia, valiendo el sentido a veces más que la vida misma.

Eligiendo un camino de felicidad

Eligiendo un camino de felicidad. Quizá no sea el único. Quizá podrían aparecer otros. Pero sin duda este es uno que en la mejor voluntad y deseo conduce hacia la felicidad. Si este es el que se vislumbra con claridad en el horizonte, sea pues este mi elegido, el que desde siempre fue previsto para mí. Quiera, por tanto ese camino y quien anda y corre por él, recibirme y acogerme, para que ese alegre encuentro se produzca y llegue a fin.

Las relaciones son cosa de dos

Las relaciones son cosa de dos. Un encuentro sincronizado, dos caminos que se unen para hacerse plenos y felices, para ser fieles cada uno a sí mismo, al otro y al resto. Estando en momentos vitales compatibles, es posible vincularse con decisión y confianza. Quiera por tanto, mi Señor, elegirme y recibirme en tal vida y estado. Quiera el amado mediador e intercesor, quien para cada cual sea, recibirnos también a cada uno.

Esperanza por saber de quién me he fiado

La esperanza tiene que ver con el deseo. El ser humano es por tanto destinatario de esperanza. Hay una esperanza activa que construye la realidad futura en cada momento presente y otra pasiva que simplemente espera a que llegue el futuro sin hacer nada. El futuro se hace presente en el aquí y ahora esperanzado, que se basa en la confianza de saber de quién me he fiado.

CRONICA DE UNA NATIVIDAD: VISITACION

María visita a Isabel

39 Por aquellos días, María se fue de prisa a un pueblo de la región montañosa de Judea,

40 y entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.

41 Cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura se le estremeció en el vientre, y ella quedó llena del Espíritu Santo.

42 Entonces, con voz muy fuerte, dijo:

—¡Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres, y ha bendecido a tu hijo!

43 ¿Quién soy yo, para que venga a visitarme la madre de mi Señor?

44 Pues tan pronto como oí tu saludo, mi hijo se estremeció de alegría en mi vientre.

45 ¡Dichosa tú por haber creído que han de cumplirse las cosas que el Señor te ha dicho!

56 María se quedó con Isabel unos tres meses, y después regresó a su casa.

Plantando la bandera del resucitado

Quiera mi Señor recibirme junto a ese lugar humilde, hermoso y gracioso; un lugar provisional poco instalado. Trayendo a mi memoria un misionero en la República Centroafricana, en medio de un estado de guerra. Contemplando ese lugar provisional, humilde, hermoso y gracioso en que este misionero plantó la bandera del Resucitado en medio de la pobreza extrema y un estado de excepción y emergencia.

Respaldo de personas no muy conocidas

Contemplándome delante de Dios, de sus santas y santos para desear y conocer lo más deseable a ojos de su divina bondad. Sintiéndome acompañado, apoyado y en comunión con personas acaso no muy conocidas, pero con la certeza de su afecto y empeño por conocer y seguir esa misma voluntad.

Lucidez y humildad

Quiera mi querido Señor conceder a este pobre y humilde siervo suyo lucidez y humildad para alcanzar si no certeza, sí al menos la intuición y confianza necesarias para ir dando pasos hacia delante. Sin necesidad de grandes revelaciones, sí al menos con la ilusión de estrenar un nuevo camino de felicidad con el que desde siempre soñó mi querido Señor.

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