Exulten por fin los coros de los Ángeles, exulte la alegría de los niños, de nuestros hijos, sobrinos y nietos.
Exulte el vigor y la fuerza de los jóvenes que nos acompañan, que las trompetas anuncien la salvación, que la riqueza instrumental y vocal con la que hemos sido bendecidos en esta Pascua anuncie que esta es la noche de la VIDA.
Goce también la tierra inundada de tanta claridad y goce nuestro corazón que te anhela en la noche, ¡Oh Dios! Mi corazón te anhela sólo a ti, Señor.
Esta es la noche en la que sacaste de Egipto a los israelitas, nuestros padres.
Esta es la noche en que toda la tierra, al igual que nosotros, la Iglesia se reúne para celebrar que CRISTO HA RESUCITADO.
Esta es la noche en la que más que nunca cobra sentido educarnos en la interioridad del corazón, para acoger al Cristo que sale del sepulcro.
Esta es la noche en la que tener un corazón humilde nos permite contemplar el misterio que reservaste a los sencillos.