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¡¡Señor, sí, Señor!!

Ansiando conocer la voluntad de Dios en mi vida. Buscando y mirando opciones. Discerniendo espíritus, afectos y planes. Deseando nuevos proyectos, cambios, pasos hacia adelante. Hoy intuyo la voluntad de Dios ciertamente no con eso que más me gustaría, sino con lo que más sentido tiene según sus planes. Hoy me atrevo a dilucidar la voluntad de Dios con el quehacer cotidiano que me ha acompañado en los últimos cuatro años. Entregando mi tiempo y esfuerzo a «lo de siempre», porque después del camino recorrido, las experiencias vividas, es ahí sólo donde me cabe pensar que Dios me quiere. Quizá no es donde querría estar, pero acepto y quiero estar ahí porque así percibo la voluntad de mi Señor.

Oyendo lo que muchos quisieron oir y no lo oyeron

A quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene […] Por más que oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán. Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido […] Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis y no lo vieron; oír lo que oís, y no lo oyeron.

Dios escondido

Mi Señor es un Dios escondido, El Dios de Israel, el Salvador.
No me habló a escondidas ni me pidió que le buscara en el vacío.

Encontrar a Dios en todas las cosas

Aprender a buscar y encontrar a Dios en todas las cosas. En todas las cosas, buscar y hallar a Dios. Partiendo del agradecimiento como punto de partida para esa búsqueda y eventual encuentro con Dios en todas las cosas.

Despertando en la alegría del amor de Dios

Dejado ya el descanso de la noche, despierto en la alegría de tu amor, concédeme tu luz que me ilumine, como ilumina el sol. No sé lo que será del nuevo día que entre luces y sombras viviré, pero sé que, si tú vienes conmigo, no fallará mi fe. Tal vez me esperen horas de desierto amargas y sedientas, mas yo sé que, si vienes conmigo de camino, jamás yo tendré sed.

La mejor oración: Jesucristo mismo

Sólo tenemos una oración, muy precisa, fundamental: Jesucristo mismo. No hay más que una voz que se levanta de la tierra al cielo: la de Jesucristo. Orar significa ante todo ser uno con Cristo. Cuando llega el momento de orar y no conseguimos hacerlo, dejemos simplemente que Jesús ore al Padre en el silencio de nuestros corazones. Si no puedo hablar, Él hablará. Si no puedo orar, Él orará.

Cuerpo desmembrado fermento de comunión

En agosto de 1976, la Madre Teresa de Calcuta y el Hermano Roger se encontraron por primera vez en Taizé y escribían esta oración común: «Oh Dios, Padre de cada ser humano, tú pides a todos que llevemos el amor allí donde los pobres son humillados, la alegría allí donde la Iglesia se encuentra abatida, la reconciliación allí donde los humanos están divididos, el padre con su hijo, la madre con su hija, el marido con su esposa, el creyente con aquel que no puede creer, el cristiano con su hermano cristiano no amado. Tú nos abres ese camino para que el cuerpo desmembrado de Jesucristo, tu Iglesia, sea fermento de comunión para los pobres de la tierra y para toda la familia humana».

¿Quién penetró en el pensamiento del Señor?

¡Qué profunda y llena de riqueza es la sabiduría y la ciencia de Dios! ¡Qué insondables son sus designios y qué incomprensibles sus caminos! ¿Quién penetró en el pensamiento del Señor? ¿Quién fue su consejero? ¿Quién le dio algo, para que tenga derecho a ser retribuido? Porque todo viene de él, ha sido hecho por él, y es para él. ¡A él sea la gloria eternamente! (Romanos 11, 33-36)

Un peregrino lleno de dudas

Mientras las cartas de Francisco Javier despertaban tanta admiración en Europa, su autor estaba sumido en dudas y desolación: «Estoy tan enfadado de vivir, que juzgo ser mejor morir». El 7 de abril de 1544 escribía estas significativas palabras: «Dios nuestro Señor, por tiempo nos dé a sentir su santísima voluntad; y quiere de nosotros que siempre estemos prestos para cumplirla todas las veces que nos la manifestare y diere sentir dentro en nuestras almas; y para estar bien en esta vida hemos de ser peregrinos para ir a todas partes donde más podemos servir a Dios nuestro Señor».

Disciplinado a conocer la voluntad de Dios

Estando Francisco Javier junto a la iglesia de Santo Tomás en un barrio de Madrás (La India), rezaba y se disciplinaba por la noche en una caseta adosada a la iglesia pidiendo luz para ver la voluntad de Dios […] Una noche su criado se despertó escuchándole gritar implorando a la Virgen muchas veces: «¿Señora, non me habéis de valer?», como hizo Ignacio en la Storta, «rogando a la Virgen que le quisiere poner con su Hijo». Quedóse indispuesto dos días, pero la luz que pedía le vino al fin y escribió a sus compañeros de Goa: «En esta casa tomé por oficio ocuparme en rogar a Dios nuestro Señor me diese a sentir dentro de mi alma su santísima voluntad, con firme propósito de cumplirla. Quiso Dios por su acostumbrada misericordia, acordarse de mí; y con mucha consolación interior sentí y conocí ser su voluntad fuera yo a aquellas partes de Malaca».

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