La vida humana se transita mejor con aquellxs personas que vamos conociendo y, por similitudes o desigualdades, nos vamos nutriendo. Son lxs amigxs.
En la vida espiritual ocurre lo mismo y nos encontramos, muchas veces x casualidad, con personas espirituales que, a pesar de seguir diferentes caminos, nos aportan una LUZ para realizar el nuestro. Luego esas aportaciones continuan en nuestro crecimiento y, su presencia y compañia, tambien. Son lxs amigxs espirituales.
E ldomingo recordé a un amigo querido y ayer a otra amiga: Pio de Pietrelcina y Ntra. Sra de la Merced.
Hace 3 años tuvimos una reunion en el santuario de Lourdes. Juan Pablo II, Charles de Foucauld, Francisco de asís, Teresita de Lisieux, Hildegarda de Bingen, Bernardo de Claraval, Juan Maria vianney, Benito de Nursia, Bonifacio, Catalina de Siena, Abraham, Francisco y Jacinta Marto, Rosa de Lima, Benedicta de la Cruz, Maximiliano Kolbe, etc.
Estaban allí recibiéndome. No podía estar más que feliz en tan grata compañía y presencia en ese lugar. Toda mi vida espiritual se presentó ante mí. Todo el camino recorrido junto a ellxs: Sus regalos, enseñanzas, los consuelos alcanzados por sus mediaciones, los lugares sagrados que me mostraron en mi interior y fuera, etc.
Fue como abrir mi Facebook Espiritual. Estaban aquellos a los que les escribo asiduamente, a los que sigo, aquellos a los que les doy un «me gusta» a sus publicaciones o dejo algún comentario y los que simplemente están… porque me han solicitado amistad o simplemente los he agregado.
Me detuve a dejar un mensaje y una lágrima a cada uno, saludarlos, darles las gracias. Una fiesta donde solo eche en falta unos vinos y que no nos pudiéramos reunir en una comunión (no era horario de misa) junto a nuestro mayor AMIGO y SEÑOR en común: Jesús de Nazareth.