Magnificat

Del Comentario de san Beda el Venerable, presbítero, sobre el evangelio de san Lucas (Libro 1, 46-55: CCL 120, 37-39) 

María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.»

Visitación de la Virgen Maria

Del Comentario de san Ambrosio, obispo, sobre el evangelio de san Lucas 
(Libro 2, 19. 22-23. 26-27: CCL 14, 39-42)

Cuando el ángel reveló a María los misterios recónditos de Dios, para fortificar la fe con un ejemplo, habló a la Virgen de la maternidad de una mujer ya anciana y estéril; con ello le quiso demostrar que para Dios no hay nada imposible.

Tu mismo deseo es tu oración

De los Comentarios de san Agustín, obispo, sobre los salmos (Salmo 37, 13-14: CCL 38, 391-392)
Rugía debido a los gemidos de mi corazón. Hay un gemido oculto que no puede ser oído por el hombre; pero, si el corazón está invadido por un deseo tan ardiente que la herida del hombre interior llegue a expresarse con voz más clara, entonces se investiga la causa y el hombre dice dentro de sí: «Tal vez gime por esto o tal vez le sucedió esto otro.» Pero ¿Quién puede comprender estos gemidos sino aquel ante cuyos ojos y oídos gime?

Cristo lleva a termino toda la Revelación

De la Constitución dogmática Dei Verbum, sobre la divina revelación, del Concilio Vaticano segundo.  (núms. 3-4)

Dios, al crear y conservar por medio del Verbo todas las cosas, da a los hombres un primer testimonio perenne de sí mismo en las cosas creadas; pero, queriendo también abrir a la humanidad el camino de una salvación sobrenatural, se manifestó además personalmente, ya desde el principio, a nuestros primeros padres.

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad