Cada vez que te sientas solo, debes tratar de encontrar el origen de este sentimiento. Estas inclinado a escapar de tu soledad, o bien, a habitar en ella. Cuando escapas de ella, tu soledad no disminuye realmente; simplemente, la obligas a salir de tu mente temporalmente. Cuando empiezas a habitar en ella, tus sensaciones solo se refuerzan y caes en la depresión.
La tarea espiritual no es escapar de tu soledad, ni dejarte ahogar en ella, sino descubrir su origen. No es sencillo hacerlo, pero cuando, de alguna manera, puedas identificar el lugar del cual emergen estas sensaciones, perderán parte de su poder sobre ti. Esta identificación no es una tarea intelectual; es una tarea del corazón. Con el corazón, debes buscar sin temor ese lugar.