La fe: una experiencia personal

La fe se aumenta con el encuentro con Jesús, incluso aunque sea momentáneo. Es una experiencia personal que nadie puede tener por mí, es conocer por uno mismo la bondad de Dios. Sin ser teórica, la fe me afecta y me cuestiona, se convierte en necesidad de amar a los demás y a Dios.

Rompiendo la cadena del frío

Situaciones bloqueadas, malentendidos, falta de comunicación y confianza, meteduras de pata, conversaciones sin terminar, disculpas no pedidas o no aceptadas, autojustificaciones, excusas, daños intencionados o sin mala intención. Situaciones no resueltas puestas en el congelador van ocupando espacio y acumulando peso. Comprando congeladores para proveer más espacio, consumiendo más y más energía para generar frío. ¿No sería mejor descongelar de vez en cuando? Perdón, arrepentimiento y reconciliación: el ABC para romper la cadena del frío.

En tiempo de desolación, no hacer mudanza

Demandando lo que quiero, que es conocer los engaños del mal espíritu y pidiendo ayuda para guardarme de ellos. Tentado por cambios exteriores, trabajos en el extranjero, que sin desarrollar lo interior parecen hacerme feliz. Recibiendo criterio y ayuda para vencer la tentación de hacer mudanza, de una huida programada en tiempo de desolación. Contemplando cosas que no me convienen, con apariencia de estar orientadas para mayor servicio y alabanza de los demás. Siendo paciente con cosas no tan apetecibles, con la confianza de esas sean las que de verdad necesito.

Contemplando al mal espíritu

Dedicando tiempo y esfuerzo constante durante todo un año para sacar adelante un trabajo de investigación. Intercediendo y animando a otras personas para que hagan lo mismo. Consigo que ellos presenten en una conferencia y al final yo me quedo fuera. Contemplando la acción del mal espíritu en mí: dedica tu esfuerzo a ti mismo, has potenciado a otros y tú te has quedado fuera, no hay que ser hermano y menos aún primo. Viendo que las cosas ocurrieron así sin mala intención de nadie, sigo trabajando gracias a mi Señor, celebrando el éxito ajeno como mío propio y dando gracias a Dios por todos los bienes recibidos.

Cuando el demonio no tiene qué hacer

Contemplando aquel refrán de que cuando el demonio no tiene qué hacer, con el rabo mata moscas. Mirando a personas muy queridas que por no tener trabajo estable se abandonan en la apatía, el desánimo y la desesperanza. Sin mucho que hacer, abandonan poco a poco las pocas cosas que han hecho siempre. Porque la ocupación busca ayudar y ocuparse más. La desocupación atrae al mal espíritu que nos invita a hacer cada vez menos por cada uno y por otros.

Un encuentro serio

Un encuentro serio con el Señor puede cambiar nuestra vida, nos hace cambiar la mirada al mundo, comprometiéndonos con el servicio a los demás. Nos unimos a otros con el vínculo de una vida sencilla en hermandad, consagrando la vida al bien del prójimo. Ejercitando responsablemente el sentido de la libertad, confiando en el buen criterio que en conciencia tiene cada persona.

Lectio Divina 2013-11-17: La piedra que los constructores desecharon

Las palabras de Jesús anuncian un orden nuevo. Podrían interpretarse y aplicarse a cualquier momento de la historia: ¿ha tenido la humanidad algún momento en que no hubiera guerras, revoluciones o inestabilidad política o social? Pero aunque los tiempos que seguirán a la muerte de Jesús, especialmente la guerra contra los ocupantes romanos y la destrucción del Templo y la ciudad santa, sean peligrosos y sobrecogedores, ese no será el fin. En cierto sentido, para los cristianos seguidores del “nuevo camino” proclamado por Jesús, su actitud siempre se enfrentará a los poderes de este mundo, y esa lucha será una guerra constante a lo largo de la historia.

Amigos y compañeros en el Señor

Viviendo dispersamente, sin compañía, Dios confía en la persona fomentando el discernimiento personal. Siguiendo a Dios pobre y humilde. Sin lugar para reclinar la cabeza, ofreciendo servicios de balde, sin llamar la atención material. Nos hacemos amigos y compañeros en el Señor.

Creyendo en la persona

Enseñar a vivir y morir bien. Creyendo y confiando en la persona. Guiado por un amor discreto y prudente. Sin grandes reglas, aprendiendo a seguir el criterio del amor. Entre penurias, armado de la confianza en la Providencia y la persona, Dios suple nuestras carencias. Sin buscar lugares ni tareas concretos, Dios nos llama a construir el Reino en cualquier situación y espacio. Mi casa y claustro es el mundo, mi alojo es el hogar de un peregrino.

Aprendiendo a decir que no

Inclinado a hacer cosas por los demás, olvido cuidar de mí mismo, darme tiempo y descanso, un respiro para estar y disfrutar. Sin saber dar un no por respuesta, intento aprender a dar respuestas negativas. Un no dicho con cariño por respeto a mí mismo. Un no argumentado y justificado cuando no sería necesario dar explicaciones. Noes que conforman un gran sí, basado en el cuidado, respeto y cariño hacia uno mismo.