¡Cuánto más hara nuestro Padre Celestial!

Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá. Porque al que pide se le da, el que busca encuentra y al que llama se le abre. Y si somos capaces de dar lo mejor que tenemos a la gente a la que queremos, ¡Cuánto más regalará nuestro Padre Celestial su Espíritu Santo a quien se lo pida!

Contemplando un testimonio centroafricano

Contemplando referentes de entrega a Dios y a los demás. Personas que han ido cediendo su espacio interior despojándose de sí mismos hasta el punto de sólo quedarse con la certeza del apoyo y compañía de Dios mismo. Viéndose obligados a no poder confiar en nadie más que en Ti, sin mucha más compañía que la Tuya. Experiencia de la presencia de un Dios que se oculta: la que tuvo el mismo Cristo en el huerto de Getsemaní.

Somos el evangelio que entiende la gente

Jesús, no tienes pies, tienes sólo nuestros pies para poner en marcha la libertad y el amor.

Jesús, no tienes labios, tienes sólo nuestros labios para anunciar al mundo la buena noticia de los pobres.

Jesús, no tienes medios, tienes sólo nuestra acción para lograr que seamos hermanos.

Jesús, nosotros somos tu Evangelio, el único que la gente puede leer, si nuestras vidas son obras y palabras eficaces.

Jesús, danos tu amor y tu fuerza, para proseguir tu causa y darte a conocer a todos los que podamos.

Cuidando el ecosistema de nuestra vida

Según la imagen que tengo de Dios, así recibiré su llamada. Dios tiene planes para cada persona. Sueña con ellos y se recrea. Nos los comunica poco a poco, tiene paciencia. Las personas que nos rodean nos dan acceso a Dios y entramos en la dinámica de cuidar el ecosistema de nuestra vida.

Sin acertar a discernir la mejor opción

El Señor nos pone a prueba. Nos fuerza a discernir, a tomar decisiones. Pone delante de nosotros nuestra falta de generosidad. Sin poder evitar sentirse violentado y abusado de confianza, nos quedamos intranquilos y confusos sin acertar a saber cuál es la mejor opción. Hoy pido a Dios discernir la opción que elegiría Él.

Cuando oréis, no uséis muchas palabras

Orar es mirar a Dios con amor y agradecimiento, descubrir en Él un corazón de madre y experimentar la salvación que nos regala. Orar es contemplar a Jesús para entender la vida como Él: vida generosa, fiel, de calidad, con sentimientos y actitudes de un verdadero creyente. Orar es colaborar con la labor que el Espíritu va realizando en nosotros. Por eso, «cuando oréis no uséis muchas palabras como los paganos, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso».

Caer en mi sitio

Dios me ha creado como soy, no como querría ser, con un propósito, una misión, una vocación. Soy una pieza necesaria, preciosa y apreciada en el puzle del mundo, donde busco encajar, encontrar mi sitio. Porque al mirar el puzle, lo primero que resalta son las piezas que faltan o las que no están en su sitio, sea mi gozo y alegría encontrar mi sitio, donde todo lo que he recibido cobre sentido y se potencie para mayor felicidad propia y de los demás.

Quedaos aquí y velad conmigo

Contemplando a Jesucristo en el huerto de los olivos. El miedo y una profunda tristeza le invadieron. Estoy tan angustiado. Estoy al fin de mis fuerzas. Quedaos aquí y velad conmigo.

El perfecto tratado de cortesía

Amando se extrema el respeto y la delicadeza, se cuidan las relaciones, se procura y muchas veces se consigue una sana y beneficiosa convivencia, hacer más agradable la vida a los que nos rodean, favorecer la reconciliación, no esperando a que vengan los demás sino tomando la iniciativa nosotros. El evangelio es un perfecto tratado de cortesía.