alberto
Enfermeros de enfermos crónicos
No hay persona más sensible al sufrimiento del otro que quien lo ha pasado mal. Es la capacidad de detectar el dolor del otro de quien ha pasado por esa experiencia. Nos hacemos especialistas privilegiados. Tenemos talentos por el simple hecho de haber sido desdeñados y humillados. Ser enfermos crónicos nos capacita para ser enfermeros de enfermos crónicos. Y a los pobres siempre los vamos a tener con nosotros (Anotaciones de la charla de Juan en la convivencia de CRISMHOM).
Endodiscriminación
Endodiscriminación, exclusión entre los excluidos. ¿Cuál es mi actitud? Vamos de perros apaleados deseosos de caricias o también miramos al mundo y nos sentimos enviados a acariciar y paliar las necesidades de los demás? Es posible ser misericordioso. La misericordia es el pálpito de mi corazón junto al de la persona de al lado. Pasar de la fe individual que quiere salvarse a sí misma haciendo cosas buenas, a embarrarse por los demás antes de empeñarse en hacer «buenas obras» para «quitarse» el barro (Anotaciones de la charla de Juan en la convivencia de CRISMHOM).
personas de referencia
Concede a tu humilde siervo su lugar. Que reconozca y descubra que quizá ese lugar que ha ocupado desde hace años es en realidad el suyo. Gracias por tener personas de referencia en mi vida, que me ayudan a no ceder en la prueba y a sentir que mi Señor se hace presente, a dar importancia a lo que de verdad la tiene. Gracias, mi Señor, gracias.
Amando mucho
A quien mucho se le perdona es porque ama mucho y por mucho amar también se mete la pata. A quien poco se le perdona es porque poco ama. Porque quien poco hace por los demás, poco se equivoca.
Diez años de CRISMHOM. GRACIAS
Hoy celebración del X aniversario de CRISMHOM. Gracias, mi Señor, por diez años de desvelos, tensiones, tiempo y trabajo. Gracias porque te encontré justo ahí, aunque a veces fuera a toro pasado. Gracias, porque también hubo y hay mucha alegría y consuelo. Aquí conocí a algunos de mis mejores amigos. También a otras personas que considero y siento hermanas y hermanos en la fe. Concédenos seguir recibiendo el regalo de tu presencia y encuentro para los próximos diez años. Gracias, muchas gracias.
Antes los desean y los piden y los aman
Ahora mirad que tengo por muy cierto los que llegan a la perfección, que no piden al Señor los libre de los trabajos ni de las tentaciones ni persecuciones y peleas; que este es otro efecto muy cierto y grande de ser espíritu del Señor, y no ilusión, la contemplación y mercedes que su majestad les diere; porque (como poco ha dije) antes los desean y los piden y los aman (Santa Teresa de Jesús, Camino de Perfección 38, 1).
Parábola del buen hombre y sus dos amigos
El Reino de Dios se parece a un buen hombre que invitó a dos de sus amigos a pasar unos días en una casa que tenía junto a la playa. Uno de ellos era una vieja amistad de hacía años. El otro, unos años más joven, era extranjero y aunque amigo, quizá no tan allegado como aquel. Una noche el amigo allegado y el que era más joven, que compartían habitación, se miraron, se abrazaron, se amaron. Unos días más tarde, el más joven regresó a la casa de residencia de aquel buen hombre a pasar unos días antes de regresar a su país. El amigo más allegado también regresó antes y fue a buscar al más joven en la casa de aquel que les invitó a la playa. Desayunaron y se fueron a dar un paseo. Unas horas más tarde, aquel buen hombre escribió a su amigo más allegado mostrándole su profundo malestar de que sus dos amigos hubieran utilizado su casa para amarse a sus espaldas mientras él seguía aún en la playa.
Que todos sean uno
Padre santo, no ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra, creerán en mí.
Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.
Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno
-yo en ellos y tú en mí- para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que tú me has enviado, y que yo los amé cómo tú me amaste.
Padre, quiero que los que tú me diste estén conmigo donde yo esté, para que contemplen la gloria que me has dado, porque ya me amabas antes de la creación del mundo.
Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te conocí, y ellos reconocieron que tú me enviaste.
Les di a conocer tu Nombre, y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me amaste esté en ellos, y yo también esté en ellos» (Juan 17, 20-26).
En esto de perdonar sí
Puede que al principio, cuando el Señor hace estas mercedes, no luego el alma quede con esta fortaleza; más digo que si las continúa a hacer, que en breve tiempo se hace con fortaleza, y ya que no (aunque no) la tenga en otras virtudes, en esto de perdonar sí. No puedo yo creer que alma que tan junto llega de la propia misericordia, adonde conoce la que es y lo mucho que le ha perdonado Dios, deje de perdonar luego con toda facilidad y quede allanada en quedar muy bien con quien la injurió; porque tiene presente el regalo y merced que le ha hecho, adonde vio señales de grande amor y alégrase se le ofrezca en qué le mostrar alguno (Santa Teresa de Jesús, Camino de Perfección 36, 12).