Rezando como uno puede en lugar de rezar como se debe, como está mandado. Reemplazando rezos por una relación personal con alguien que acaba por convertirse en un gran amigo, quizá el mejor de ellos, incluso El Amado. Aspirando a aprender, a llegar a ser como ese amigo, ese amado. Imitando a aquellos que nos lo recuerdan y evocan.