Vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría, nos dice Jesús de Nazaret. La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque ha llegado su hora; pero en cuanto da a luz, ni se acuerda del apuro, por la alegría inmensa de haber traído al mundo una criatura (Jn 16, 20-23). La alegría verdadera se transmite con serenidad, y al mismo tiempo genera entusiasmo y pasión por la vida.