Disciplinado a conocer la voluntad de Dios

Estando Francisco Javier junto a la iglesia de Santo Tomás en un barrio de Madrás (La India), rezaba y se disciplinaba por la noche en una caseta adosada a la iglesia pidiendo luz para ver la voluntad de Dios […] Una noche su criado se despertó escuchándole gritar implorando a la Virgen muchas veces: «¿Señora, non me habéis de valer?», como hizo Ignacio en la Storta, «rogando a la Virgen que le quisiere poner con su Hijo». Quedóse indispuesto dos días, pero la luz que pedía le vino al fin y escribió a sus compañeros de Goa: «En esta casa tomé por oficio ocuparme en rogar a Dios nuestro Señor me diese a sentir dentro de mi alma su santísima voluntad, con firme propósito de cumplirla. Quiso Dios por su acostumbrada misericordia, acordarse de mí; y con mucha consolación interior sentí y conocí ser su voluntad fuera yo a aquellas partes de Malaca».


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