¡Qué mañana tan insulsa, sin conocer al dueño!

 

Hora de la tarde,
fin de las labores.
Amo de las viñas,
paga los trabajos de tus
viñadores.
 
Al romper el día nos apalabraste.
Cuidamos de tu viña
del alba a la tarde.
Ahora que nos pagas,
nos lo das de balde,
que a jornal de gloria,
no hay trabajo grande.
 
Das al vespertino
lo que al mañanero.
Son tuyas las horas
y tuyo el viñedo.
A lo que sembramos,
dale crecimiento.
Tú que eres la viña,
cuida de tus sarmientos.
 
Y dice el mañanero al vespertino:
A jornal de gloria llegaste solo,
sin el trabajo de El Grande.
¡Junto a estos viñadores trabajar perdiste!
¡Qué pena no haber llegado al alba!
¡Qué mañana tan insulsa, sin conocer al dueño!
 

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