2018-10-04: «Francisco de Asís: mirada de hermano»

 
CANCIÓN: Te alabo, Señor (Kairoi)
 
Te alabo, Señor,
Por tantas maravillas que me hablan de ti, 
Te alabo, Señor,
Por tantas alegrías que me has hecho sentir.
Te alabo, Señor,
Por este atardecer (amanecer) que me ha llenado de paz.
Te alabo, Señor. En ti descubro mi libertad.
 
Me has dado, Señor,
El don de tu llamada que me invita a seguir.
Me has dado, Señor,
Tu gracia que me inunda y que me empuja a vivir.
Me has dado, Señor,
Hermanos que trabajan y abren su corazón.
Me has dado, Señor, un ser irrepetible, mi yo.
 
Me pides, Señor,
Que forje con mis manos un presente feliz.
Me pides, Señor,
Que viva mi respuesta pronunciando un sí.
Me pides, Señor,
Mirar hacia adelante confiando en tu amor.
Aquí estoy, Señor,
Dispón y haz lo que quieras de mí.
 
Te ofrezco, Señor,
Las fuerzas que me has dado y la ilusión por vivir.
Te ofrezco, Señor,
Los triunfos y fracasos, el gozar y el sufrir.
Te ofrezco, Señor,
El tiempo de esperanza fruto de tu bondad.
Aquí estoy, Señor,
Dispón y haz lo que quieras de mí.
Oración
¡Oh alto y glorioso Dios!
Ilumina las tinieblas de mi corazón y dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta, sentido y conocimiento, Señor, para que cumpla tu santo y veraz mandamiento.
 
Lectura del Evangelio de San Mateo 11, 25-30:
Entonces Jesús tomó la palabra y dijo:
«Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y prudentes, y se las has dado a conocer a los sencillos. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, y al Padre no lo conoce más que el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis fatigados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy sencillo y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras vidas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.
 
CANCIÓN: Como un niño (Maite López)
 
Señor mi corazón no es ambicioso
Ni mis ojos altaneros,
No pretendo grandezas
Que superan mi capacidad.
Señor, quiero callar mi loco razonar
Y modero mis deseos
Como un niño en brazos de su madre.
 
ESPERE ISRAEL EN EL SEÑOR
AHORA Y POR SIEMPRE (bis)
ESPERE ISRAEL EN EL SEÑOR
COMO UN NIÑO EN BRAZOS DE SU MADRE.
 
El Señor me dio a mí, el hermano Francisco, el comenzar de este modo a hacer penitencia: pues, como estaba en pecados, me parecía extremadamente amargo ver a los leprosos; pero el Señor mismo me llevó entre ellos, y practiqué con ellos la misericordia. Y, al separarme de ellos, lo que me parecía amargo se me convirtió en dulzura del alma y cuerpo; y después de un poco de tiempo salí del mundo (Testamento 1-3)
En la vida hay momentos (o fases) en que la persona cambia de mirada. Y la nueva mirada transforma el sentido mismo con que se está en la realidad. Nace de la hondura del corazón. A Francisco se le dio en el momento justo en que no sabía qué hacer con su vida, en la batalla de conciencia ante la insatisfacción de lo vivido anteriormente y la atracción por algo distinto. Ahora, en el testamento, mirando hacia su historia personal, recuerda y agradece. Allí comenzó todo, en la convivencia con los leprosos, que cambió radicalmente su mirada. Descubrió lo que marcaría para siempre su ser y actuar: la gracia salvadora de Dios, que puede transformar nuestras impotencias y pecado y hacernos hermanos de los últimos, de los excluidos.
Siempre es igual: hay que salir y conocer la condición humana y dejarle a Dios que actúe. Francisco buscaba lugares solitarios para orar y cuidaba de los leprosos. Su mirada a Dios y al prójimo se transformó. Hizo un camino para ser hermano.
 
CANCIÓN: Dejarme hacer (Ixcis))
Dejarme hacer, dejarme hacer,
Dejarme hacer, es cuanto pides de mí.
Dejarme hacer de nuevo por Ti.
Dejarme hacer en tus manos, Señor.
 
 
Le transformaron; pero Francisco tuvo que esperar a conocer el proyecto de Dios en su vida. Pedía constantemente luz a su querido crucifijo de san Damián, se vestía como un penitente y se refugiaba en los hospicios de los leprosos. Comenzó a verlo claro cuando se encontró con el regalo de tener hermanos, algunos compañeros de sus fiestas juveniles y otros.
Lo que el Señor ponía en marcha era mucho más que una amistad y una convivencia: nada menos que una nueva forma de vivir el Evangelio, simple y radical, auténtica vuelta al seguimiento de Jesús y obediencia sin trampas a su palabra.
 
Y después que el Señor me dio hermanos, nadie me mostraba qué debía hacer, pero el mismo Altísimo me reveló que debía vivir según la forma del santo Evangelio; y yo lo hice escribir en pocas palabras y sencillamente, y el señor papa me lo confirmó. (Testamento 14-15)
 
Parece una expresión de pasada: «El Señor me dio hermanos», pero concentra toda una carga de contenido y experiencia para definir su vocación. Francisco ya no podrá separar nunca el seguimiento de Jesús y la llamada a ser hermano. Quien quiera incorporarse a su movimiento evangélico tendrá que aprender, lo primero, a ser hermano.
 
Así nace la fraternidad franciscana: no por lazos espontáneos de afectividad humana, ni en función de una tarea determinada, aunque sea el Reino, sino por don del Señor a ser hermanos. Es así y solo así, radicalmente, signo del Evangelio, de la nueva humanidad que Dios plantó en la tierra con Jesús y su primera comunidad de discípulos.
 
CANCIÓN: El don de la fraternidad (Kairoi)
El don de la fraternidad, regalo del Señor (bis)
Que hay que cuidar día a día, hay que cuidar con amor (bis)
 
Aquí comienza la vocación, en percibir al otro como don. Palabra bonita, si no fuese terrible. Lo que al principio percibes desde la alegría de la vida recién estrenada, ha de tomar cuerpo y ser verdad de existencia.
Porque el otro es distinto de mí, y amarse en la diferencia siempre es señal de madurez humana y espiritual.
 
Porque los conflictos de convivencia, por mil motivos, son inevitables, y saber elaborarlos es todo un camino.
Porque mi egoísmo y el de los demás entorpecen y hasta pueden bloquear las relaciones.
 
Con el tiempo hay que aprender el secreto: volver cada día al fundamento y fuente del don que solo es Dios. Cuesta esta sabiduría: Dios nos da hermanos, nos hace hermanos, sufrimos y gozamos como hermanos, para lo único necesario en el cielo y en la tierra, amar.
 
La oración de Francisco es la expresión de un corazón envuelto en amor, que alaba, bendice y da gracias sin parar. Dos años antes de su muerte, en el monte Alverna, un Francisco atrapado por Dios en la estigmatización que le ha robado el ser, compone estas alabanzas, que expresan tanto su admiración como su adoración y su convicción de que con Dios no se acaba nunca:
Tú eres el bien, todo bien, sumo bien, Señor Dios vivo y verdadero.
 
Alabanzas al Dios Altísimo
R/. Tú eres el bien, todo bien, sumo bien, Señor Dios vivo y verdadero.
Tú eres el santo, Señor Dios único, el que haces maravillas.
Tú eres el fuerte, tú eres el grande, tú eres el altísimo, tú eres el rey omnipotente;
Tú, Padre santo, rey del cielo y de la tierra.
Tú eres trino y uno, Señor Dios de dioses;  R/.
 
Tú eres el amor, la caridad; tú eres la sabiduría,
Tú eres la humildad, tú eres la paciencia,
Tú eres la hermosura, tú eres la mansedumbre;
Tú eres la seguridad, tú eres la quietud, tú eres el gozo,
Tú eres nuestra esperanza y alegría, tú eres la justicia,
Tú eres la templanza, tú eres toda nuestra riqueza a saciedad. R/.
 
Tú eres la hermosura,
Tú eres la mansedumbre,
Tú  eres el protector,
Tú eres nuestro custodio y defensor;
Tú eres la fortaleza, tú eres el refrigerio. R/.
 
Tú eres nuestra esperanza, tú eres nuestra fe,
Tú eres nuestra caridad, tú eres toda nuestra dulzura,
Tú eres nuestra vida eterna, grande y admirable,
Señor, omnipotente Dios, misericordioso Salvador. R/.
 
Meditación personal
 
Ecos, peticiones, acción de gracias…
 
Intención del mes de octubre: por la misión de la Iglesia
Ponemos ante ti, Señor Jesús, a tantas hermanas y hermanos nuestros que lo han dejado todo para anunciar tu Buena Noticia a quienes no te conocen y ser testigos de tu amor incondicional y de tu misericordia entrañable en tantos lugares de oscuridad y desesperanza.
Que las comunidades cristianas, y particularmente Crismhom, seamos evangelizadoras y misioneras, saliendo de nuestras zonas de confort y abandonándonos al aire de tu Espíritu para comprometernos y empeñarnos en derramar Vida allí donde nos guien su luz y tu Palabra.
 
Padre Nuestro
 
ORACIÓN COMUNITARIA:
Señor Jesucristo, imploramos tu protección e intercesión ante el Padre por toda la comunidad LGTBI, por todas aquellas personas que no se aceptan a sí mismas, que sufren en soledad, son perseguidas por su orientación sexual o su identidad de género y que no son comprendidas, ni aceptadas en su entorno más cercano. También te damos gracias y te pedimos por CRISMHOM, para que juntos construyamos tu Reino y seamos luz y faro en nuestra comunidad LGTBI de Madrid. Amén.
 
BENDICIÓN.
El Señor nos bendiga y nos guarde, nos muestre su rostro y tenga misericordia de nosotros, vuelva su rostro a nosotros y nos conceda la paz. El Señor nos bendiga, hermanas y hermanos. Amén.
 
CANCIÓN: Viviré alabándote (Maite López)
Viviré alabándote, adorándote y sirviéndote.
Toda mi capacidad de amar es para ti.
Todo lo que tengo es tuyo, en todo puedo encontrarte,
Haz que sepa utilizarlo, solo si me ayuda a amarte.

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