Un cura: «Es una hipocresía no ver que entre el clero hay mucha tendencia homosexual»

¿Quién es usted?: «Soy un sacerdote diocesano de una pequeña diócesis limítrofe a Madrid que desempeña su ministerio en el mundo rural atendiendo varios pueblos con poca población».

¿Cuándo percibió su tendencia homo-afectivosexual? ¿Qué conflicto vivió en su aceptación, si lo hubo?

La tendencia afectivo sexual siempre ha estado presente en mi vida, desde que tengo uso de razón recuerdo mi atracción hacia personas del mismo sexo, atracción que no siempre he aceptado e incluso he intentado «cambiar», pues la concebía como un impedimento para mi felicidad y para el «normal» desarrollo de mi vida. Esa era la mentalidad que se tenía en los años 80 – 90, además aderezado con el miedo a esa enfermedad llamada sida. Al sentir la llamada al ministerio sacerdotal también experimenté conflicto, pues una parte de la jerarquía eclesiástica no aceptaba mi sexualidad y una parte de mis «amigos» homosexuales no aceptaban mi adhesión a la Iglesia, pero, como canta Luz Casal, «el amor es un misterio que importa solo a dos», y mi amor por la buena noticia traída por Cristo ha sido más fuerte que los impedimentos que haya podido vivir.Puedo decir que hoy vivo armónicamente uniendo cabeza, cuerpo, y corazón-vocación.

¿Participa en alguna asociación de derechos LGTB?

En Crismhom. La conocí a través de Internet. Me acerque un jueves a la oración ecuménica, con la sensación de que iba, por fin, con toda mi realidad a la alabar al Señor, con toda mi alma, todo mi cuerpo, todo mi ser. Me sedujo ese grupo de personas que, a pesar de las dificultades, optan por vivir aquello que sienten que les ayuda y realiza, como es la fe cristiana. Crishmom no me habla de enfrentamiento y muerte como otras asociaciones, sino de vida, de aceptación, de ayuda, de compañerismo, de humildad… en definitiva, me parece hacer vida el Evangelio como los primeros cristianos, incluso simbolizado en el local donde se realizan las celebraciones, bajo tierra, para que la semilla fructifique y dé fruto, como últimamente estamos viviendo con la asistencia de tantas personas a la asociación.

¿A qué reuniones acude y qué le aportan?
He acudido a reuniones de formación, retiros, oraciones, celebraciones y momentos más lúdicos. Me da ánimo para vivir mi ministerio, pues ante la realidad ritualista y de cumplimiento que vivo donde ejerzo mi ministerio, aquí me encuentro con una comunidad viva, comprometida, creativa e ilusionada. Además me aporta relaciones personales con las que comparto tanto mi fe como mi realidad afectiva.

¿Cómo es su vida diaria en su parroquia en relación a su tendencia afectivo-sexual?

Actualmente no me causa problema el no expresarlo ni compartirlo. Tampoco creo que deba llevar la bandera enarbolada las 24 horas. Mi tendencia afectivo sexual es una realidad más de mi persona, pero no condiciona toda mi vida.

¿Qué siente cuando oye a la jerarquía eclesial hablar en contra del matrimonio homosexual o descalificar a las parejas compuestas por personas de un mismo sexo?

Me parece muy triste. El Evangelio habla de acogida, de confianza, de ver la imagen de Dios que somos todos los seres humanos. No se puede decir, «acepto a esa persona pero siempre y cuando no haga eso que considero que está mal». La acogida, como la de Jesucristo, ha de ser incondicional. Siento a la Iglesia anclada en una mentalidad pasada, en una moralidad que pone el centro en la genitalidad en vez de en el corazón de las personas y con miedo a dar pasos que harían que la gente la percibiera como realmente evangélica.¿Es la religión católica homófoba? ¿Es la Iglesia homófoba?

La religión católica no es homófoba, el mismo nombre lo indica, “católico” significa “universal”, es decir que el mensaje de Cristo es válido y tiene algo que decir para todos los hombres y mujeres de todos los lugares y todos los tiempos. La religión católica se articula desde el mensaje fraternal de Cristo, con lo que nada más lejos de la homofobia. A la hora de vivir esa fe, sí podemos decir que parte de la estructura jerárquica es homófoba, pues es una estructura y, como tal, evoluciona lentamente, dando pasos lentísimos, como los elefantes y además, ante un momento de cambio social tan grande, parte de esa estructura tiende a cerrarse sobre si misma y a conservar lo que tiene por miedo a perderlo, radicalizando incluso sus posturas.

Comunidad gay e Iglesia, ¿cómo percibe la relación?
La comunidad gay es una comunidad humana, con lo cual, es parte de la Iglesia Católica, universal.

¿Qué le dirías a la Archidiócesis o a la Conferencia Episcopal sobre su realidad?

Lo que me preocupa como sacerdote y como persona, es que se me mire desde la imagen de Dios que soy y desde ahí se me acepte, se me valore, se cuente conmigo y se potencien las cualidades que Dios ha puesto en mi. Eso conlleva que se acepte mi tendencia afectivo-sexual que es un dato más de lo que soy como persona, de cómo Dios me ha creado. Se gastan muchas energías en una lucha que no es evangélica, en vez de sumar, se cierran puertas. No todo vale, pero si valen todas las personas. Les diría que se preocupen de mirar a los demás como Dios les mira, desde la bondad, la confianza, la ternura, la acogida… pues para eso somos sus ministros y claro, empezando por los mismos sacerdotes, pues es una hipocresía no ver que entre el clero hay mucha tendencia homosexual, aunque sea reprimida e ignorada. La primera conversión que Dios nos pide es que aceptemos como somos para que, desde la riqueza que vive en nosotros, comencemos a construir el Reino de Dios.

Fuente: 20 Minutos

 


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