Estat Espanyol de Espanya

 

 

Se dice que Jesús le dejó a Pedro su Iglesia;

a Juan, su Madre, la Virgen María;

y a Santiago, España.

No he podido dar con la autoría de la frase, que me parece buena. Otra parecida: Israel, que de algún modo renunció a emitir el cristianismo al planeta, quedó sustituído por España, al otro lado del Mediterráneo, de lo más lejano que cabía imaginar para un judío del siglo cero. España sí cumplió, llevó la buena noticia por toda la esfericidad, y ahora mismo tenemos  grandiosa estadística de misioneros por ahi lejos.

 

 

 


 

 

Llama la atención que la palabra España dé grima a muchos de sus nacionales, esto sucede poco en el concierto de las naciones, la gente suele tener problemas con sus gobiernos, con sus alcaldes, con sus impuestos, pero no con el nombre de su país. Dentera. Hoy sospecho que pudiera ser por el tono sacro del nombre. Algunos en el noreste usan la perífrasis estado español, que a mí me gusta rematar con ironía, Estado Español de España. Me tengo que documentar, porque no sé bien cómo fue ni en qué momento histórico que una ideología «ateagnóstica» determinó que España daba grima y que sería más bonita partida en cachitos. Fernando Arrabal nos recordaba que también es sacro sagrado el hueso sacro, rabadilla. El hueso del c**o. Hay algo de sacro en el nombre de este país nuestro. Tal vez también algo de numinoso y sagrado en la sonoridad, pompa, decoro, raíz del idioma.  Esta otra frase sí que está documentada, de un rey que ni nació ni fue criado en esta penísula con forma de cabeza ¿fractal? Ni en sus islas.

 

 

Una de las estrategias [1] del mentiroso S***náusea consiste en que creamos que él no existe y que además es melifluo panoli todo lo relacionado con Dios, Trinidad, oración, liturgia, numinosidad y experiencia de trascendencia. Algunas hacen ese patio espeso con Satanáusea: venga, que tú no existas para que El Bueno, La Buena altísima tampoco parezca ser. Sancho, capítulo 25 libro segundo del Quijote. No sabe decir pacto expreso y dice patio espeso.

 

Quienes amamos a la Santisima Trinidad y a la Santísima Virgen María sabemos bien desde hace tiempo que no son melifluas panolis. No. Para nada. A los tibios expulsaré de mi boca, Apocalipsis tres quince.

 

 

 

 

 

―Santiago Mayor, patrón de España, ¿Qué opina usted de que en el reino de España se haya legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo?

 

―¡Qué cosas me preguntas! Anda, eso díselo a mi hermano Juan Bonaerges, que se pasaba las tardes con su cabeza en el pecho de Jesús.

 

―Gracias señor, no hay más preguntas.

 

 

 

 

 


 

 

[1] ―Y entonces ¿tampoco existe satanáusea? ¿Qué pasa tras una espantosa güija inacabada, entonces?

―Bueno, ahí lo que pasa es que se desencadenan energías malas…

―¿Energías? Pero, ¿qué clase de energías? Tú eres físico. ¿Químicas? ¿Cinéticas? ¿Electromgnéticas?

―…no. Supongo, que… Que, energías psíquicas. ¡Eh, que la empezamos en catalán! ¡Es un idoma tan dulce! Més dolç encara que el francès. ¿Cómo se podría invocar nada maligno en lengua tan dulce? No vam saber tancar-la. Energies psiquiques malignes.

―Ah, o sea, que hay energías psíquicas fuera de los cráneos, ¿no?

―…este… ¡ No me lleves a tu huerto mayéutico dialéctico!

―Claro, claro.

 

 

 


 

 

No parece de buena noticia evangélica que pueblos mediterráneos se no-amen, se no-estimen. Al evitar el nombre menosprecian,  llaman enemic  a consolidada alma nacional que por otra parte dicen que no existe.  En el noreste peninsular algunos, algunas, algunes, algunxs y algun@s siempre usan la perífrasis despectiva excepto en este caso: Espanya ens roba.
 

 

 

No hay odio rencor resentimiento nacionalismo castellà mío en estas letras y lo parece. He tenido grandes amantes por quienes conozco de memoria el callejero de BCN, he tingut grans amics amants pels que conec de memòria els carrers de BCN i pels que vaig aprendre llemosí por quienes aprendí lemosín. El nacionalismo se quita viajando pero del todo se extirpa emparejando.

 

 

Y yo sí nací en Madrit, no como Carlos de Gante.

 

 

Bendiciones, perdonadme este hexabrupto de más seis párrafos de exabruptos.

 

¡Milagros, gracias y bendiciones desde tu pantalla! Y no leas tanto aquí, que es malo para la vista.

 

 

 

 

 


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