Si algo he aprendido de estas décadas de caminar en la fe, es que Todo se cumple.
Más temprano o más tarde.
De forma literal o con sentido nuevo.
Con carga ligera o con pesada cruz, todo se cumple.
Cristo ha resucitado.
Con ello se abre la posibilidad de que aceptemos resucitar con Él.
Si no aceptamos, mañana Él volverá a golpear la puerta.
Y si mañana no aceptamos, golpeará al siguiente día
y al siguiente
y al otro
y al otro, en un ciclo sin fin.
Porque está VIVO y Jesús nos quiere consigo, compartiendo el banquete del cielo.