Carta a Jesús

Hola Jesús, ¨Mi¨ carpintero:

No puedo dejar pasar este día. Un día de vida y un nuevo comienzo.

No puedo dejar pasar este día sin tenerte presente y con el alma agradecida. Agradecido por estos últimos 32 años y por estos 49 años.

A veces pienso en el hombre que no fui.

¿Cómo hubiese sido mi vida sin ti? Sin tu presencia, sin tu ausencia, sin esta dinámica, a veces extraña, en la que nos movemos TÚ y yo.

¿Qué hombre hubiese sido?

Sé que estaría en otro lugar, con otras personas, otros valores y circunstancias diversas pero sin consciencia del mar más grande que hay. Viviendo, tal vez, cerca de un rio creyendo que eso es una inmensidad.

No tengo ni pizca de nostalgia por ese hombre.

El hombre en que me has convertido, y sigues construyendo, parado está frente al mar llenándose de su inmensidad.

Con la consciencia de los infinitos granos que hay en la arena. Con la vista perdida en el horizonte; con la compañía de todas las aves que surcan el cielo; bajo los rayos de un sol cálido y majestuoso; con la luz de la luna sobre sus cabellos; con la brisa constantemente sobre su cara; con los pies sumergidos en aguas vivificantes; con la piel sacudida por los vaivenes de las olas (su ritmo, su intensidad variada, su frescura); con los brazos extendidos … y dueño, siervo, amigo, amante de todo ello,. De ti.

No tengo ni pizca de nostalgia del hombre que no he sido.

Hoy cumplo 34 años y cada año cuento un año menos. Una cuenta regresiva hacia un gran final: Todo tú.

Ya llega. Ya se acerca el día en que, en espíritu y en verdad, nos miremos sin ficciones y que,  totalmente plenos y fundidos, puedas contemplar la total obra de tus manos.

Un niño al que cogerás en brazos para que pueda descansar de tanto juego.

Un niño que apoyado en tu pecho se deleite en el sonido de ese corazón.

Un niño que pueda cerrar los ojos y decir: “he hecho lo que he podido, el trabajo ha terminado y puedo dormir en el sueño del Amor Puro”.

No puedo dejar pasar este día sin estar esperando “ESE” día.

Gracias Jesús, ¨Mi´carpintero. ¡Ven, Ven, Ven!

Tuyo

Norberto


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