¡Con qué poco te contentas mi Dios!
Solo nos pides amor y tu corazón se abre y ¡derrama TODO!
Si fuera tan fácil con el corazón orgulloso de los hombres….
Creo que LA PALABRA se encarna en nuestra vida y en el vivir se expresa pero los humanos tenemos la tendencia de idolatrar.
Idolatramos nuestros esquemas de creencias, nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestras iglesias, nuestras «vocaciones», nuestros miedos, nuestros seres queridos, nuestra propia vida, etc., etc., etc.
Colocamos todo ello en el lugar en donde solo Dios debería estar dirigiendo nuestra vida. Y, un ser verdaderamente espiritual, no es nada más que un hombre o mujer que, simplemente, ha dicho “SI” a un camino de regreso a la Unidad Interna, y con Dios, sin idolatrías.
Un alma que aprende lo más importante: ESCUCHAR a Dios y reflejar ese amor depositado dentro de sí!
Que trabaja en la unión de su naturaleza, la mente, las emociones y el ser con el fluir de la vida, en una unión de constructores, compañeros y esposos.
Sin idolatrías podemos tener Fe y, depositados en sus manos, que Dios haga lo que a Él mejor le parezca.
Habrá milagros hoy…. ¡Si tienes FE!