El tío que conocí

 Hace 31 años conocí a un tío que me cambio la vida (eso que pocas veces sucede). Casi sin querer, ya que había quedado para conocer a otro.

Este tío es medio famosillo (por lo menos en el lado del mundo donde he nacido). Ya había escuchado hablar de él, y varias veces, con esos cotilleos sobre su vida, su infancia, qué habia hecho para ser famoso, la historia de sus amigotes y todo eso.

Pero esa noche yo me había preparado para conocer a otro, menos famosillo aún, llamado Paco. La cosa es que apenas comenzada la cita con Paco, va y se aparece este tío y … ¡ya no tuve ojos para nadie más!¡Qué bueno estaba (y está)!

¿Qué decir? Esas cosas que son a primera vista! (como todos mis amores). ¡Por supuesto que me lo lleve conmigo esa noche!.

Esa, y otras noches, me arranco lágrimas con cada acto y desde esa primera noche juntos me entregó su AMOR. Luego fue cuando me enteré que se había fijado en mí hacía mucho tiempo y que me había estado acosando (al punto que fue él quien programó la cita con el Paco y que todo pareciera un encuentro casual). Esas cosas de la seducción.

Su amor me despertó todo el fuego de la pasión durante más que un par de años. Pero ya sabemos cómo es esto… las etapas del amor van cambiando. Yo mientras tanto mantuve mi amistad con Paco. Y el “famosillo” me seducía cada vez más.

Tiene un trabajo arduo y, sin dejar de hacerme sentir especial, pues también su quehacer le hace volverse hacia otras personas.

Mucho mayor que yo me fue enseñando lo que es vivir y llego una época donde, sin desaparecer el fuego, fui aprendiendo de su amor que  también la vida es como un rio cristalino, de agua limpia y que limpia. Que hay momentos donde dentro del amor se debe aprender a escuchar y dejarse llevar, como ese mismo rio que sigue su cauce.

Un día volvió con todo el fuego de la pasión a decirme que quería un compromiso mayor y lo quería CONMIGO. Una convivencia de 24hs.

No me asuste, aunque me resistí un pelín a la idea, pero habiendo estado navegando en esas etapas de agua cristalina y escucha, pues decidí sumergirme a fondo. Allí me enseño que se puede echar raíces profundas cuando la tierra es abundante y fértil.

Pues nos dedicamos esa década a echar raíces profundas en nuestra relación, hasta que llego otro tiempo en que su amor me enseño que los cielos están para ser surcados y que echar alas y volar por el aire era lo más conveniente en ese tiempo. Pues eche alas y me entregué al aire: planeando, en picado, haciendo piruetas, disfrutando de la suave brisa y también de los vientos huracanados.

Tiene muchas cualidades pero también es medio celoso o posesivo. Solo una vez lo he visto medio cabreado (a su manera).

Nunca le molesto que le fuera un pelín infiel ( por momentos y a ratos) pero sí me dio la lección más dura de aprender, hasta ahora, cuando no le fui leal y coloqué en “su lugar” a otro que había conocido. Allí me mostro, y allí aprendí, que todo lo que habíamos construido juntos se basaba en la entrega mutua y la lealtad. Y que la entrega se podía compartir con otros pero la lealtad era lo ÚNICO que Él me pedía. Por suerte ese bache lo pasamos hace ya años y el siempre fue muy cariñoso y misericordioso conmigo.

Hoy estamos amándonos, escuchándonos, construyendo juntos y volando por los cielos, siempre en el momento adecuado (porque en eso es medio rígido).

Ya, después de más de 3 décadas de relación, pues la experiencia de su amor me ha construido en un nuevo hombre. Un hombre que puede encenderse, sumergirse en la profundidades, enraizarse nutriéndose de lo importante y no dejando de volar, surcar los aires, en plena libertad.

Hace 31 años conocí a un tío que me dio su amor y, no cambio mi vida, sino que la construyo tal como es hoy.

Ese amor que me dio la primera noche  siempre ha tenido nombre: su AMOR se llama Espíritu Santo y hoy se celebra SU día.

Hoy, ese tío medio famosillo que conocí, llamado Jesús de Nazareth, me concedió unos regalos para conmemorar su AMOR en mí.

Toda mi gratitud a mi amante, maestro y amigo en el día en que se recuerda SU amor y una sola pregunta me inquieta: ¿cuándo me propondrá matrimonio?

Mientras espero, pues simplemente, su amor me enseño a disfrutarlo tal como es. 


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