Rompiendo la cadena de la venganza

Cuando Jesús nos exhorta a amar a nuestros enemigos, no se refiere a dejarse pisotear, sino a no dejarse gobernar por el mal que se nos hace, a no entrar en el juego de la venganza que nos pone al mismo nivel que nuestro enemigo. La misericordia rompe la cadena de la venganza.


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