En mi debilidad, me haces fuerte

En ocasiones me despierto en la mañana con el corazón encogido. Una sensación de intranquilidad me invade. Pensamientos de actividades a hacer aún no resueltas llenan mi mente. Respiro despacio, hondamente para relajarme. Sin conciencia de volverme a dormir, el tiempo se pasa rápido. Quizá vuelvo a dormirme sin saberlo. Hoy te ofrezco, Señor, mis desvelos. Me tranquilizaría al menos pensar que fueran para en todo amar y servir. No lo sé. Quizá me recuerdan que soy creatura tuya, ser frágil que en su vulnerabilidad recibe la oportunidad de poder pensar que necesito de mi Señor y de los demás. Concede a tu sencillo siervo la paz. Dadle vuestro amor y gracia, que esta le basta.


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