¡El tiempo! ¡Qué misterioso es!
El espacio nos parece más comprensible, podemos llevar pies y manos donde queremos. Pero el tiempo nos parece chocante, una línea y sólo en una dirección. Nuestra estatura forma parte del espacio pero el ser del tiempo no podemos isomorfizarlo en nuestro cráneo; dicen que el presente dura sesenta milisegundos. El Paraíso es un modo de tiempo, parecido al de los sueños, supongo. Discurre, fluye pero tiene algo de estanco. A mí me gustaría lo de cambiar el pasado.
No todo el planeta adora a la Trinidad pero el calendario de la Segunda Persona se ha impuesto. El concepto se hizo tiazo y sudó entre nosotros.
¿Qué es, pues el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé; si quiero explicarlo a quien me lo pide, no lo sé.
Agustín de Hipona
Voy a traducir el tiempo a espacio. Un año convertido en un milímetro. Un largo y espacioso año en el que vivimos muchos días, convertido en una uñita. Tenemos una vida útil terrenal de unos siete centímetros. Resulta pavorosa la escasez de tiempo que sufrimos comparada con el tiempo que lleva girando la tierra. Me aturdo cada vez que me repito esto,
Un millón de años,
¡un millón de años!
Me daría tiempo a aparcar bien, a aprender correctamente varios idiomas, a la práctica de muchos instrumentos musicales. A ordenar la ropa, la cocina y los armarios. Un millón de años es justo la cantidad de tiempo que a veces echamos de menos.
Mil años lo traduzco a un metro. Y un millón de años, un kilómetro. Me vais a permitir que acabe esta línea en donde yo estoy, Madrid, España. Quienes uséis millas me disculpáis. La tierra queda formada más o menos hace cuatro mil y pico millones de años, que traducido a distancia supone más de cuatro mil kilómetros: en Irán, por donde salió Abram.
Fotografía obtenida aquí.
Hace unos tres mil millones de años surge la vida, esa cosa terca, cabezona de dura cerviz que tiene la asombrosa cualidad de no disiparse, sino de complejizarse y crecer. Chorro de Neguentropía pura. [Y a nosotras se nos rechifla con que no formamos parte de esa cadena, no nos reproducimos… ¡Pero criamos otras cosas! ] Esto sucede por ahí por Turquía, más o menos. Más cerca, ya por Grecia, dos mil millones de años: queda inventado lo de recombinar genética, vaya, el sexo. [ ¡ M M M ! ] Continuamos despacito. Si una letanía lauretana os parece lenta aquí os va la letanía más lenta de todas las posibles,
ERA PRIMARIA
Cámbrico
Ordovícico
Silúrico
Devónico
Carbonífero
Pérmico
Los animales más antiguos aparecen hace 650 millones de años, 650 Km, en la isla de Menorca. Esto le gustaría a Teilhard de Chardin…
ERA SECUNDARIA o Mesozoica
Triásico
Jurásico
Cretácico
Un «pepinazo» meteorito pone fin al cretácico, queda ahí mismo, a 65 Km de Madrid, en la provincia de Guadalajara, más o menos en el embalse de Buendía. La vida en la Tierra queda bastante comprometida. Se acaban los dinosaurios, reconvertidos en pajaritos.
ERA TERCIARIA o cenozoica
Paleoceno
Eoceno
Oligoceno
Mioceno
Plioceno
CUATERNARIA
Pleistoceno
Holoceno
Aquí aparecemos nosotros, el género Homo, a dos kilómetros y medio en la línea. A doscientos treinta metros, el largo de dos campos de fútbol, ahí delante, veo la ristra del hombre de Neanderthal, pero a treinta pasos de mí ya no está, su hilo se corta. Toda la reciente cultura humana no mide más de cincuenta metros ante mí. Las pirámides de Giza a cuatro metros.
Y a dos metros ante nosotros, realmente muy cerca, hay un pequeño ser, casi un muñequito, cuyos pequeños pies heridos pisan tres centímetros nada más. Tomo un catalejo para verle mejor, suelo imaginar que su gesto sería algo así como…, he hecho este dibujo,
Con una mano nos señala al camino ya recorrido, cuatro mil quinientos kilómetros, desde la formación del par Tierra-Luna donde hubimos de empezar, y nos saluda en nuestro presente. En este hilo evolutivo Jesús שׁוּעַ, está ahí muy cerca. Su gesto lo entiendo de dos maneras,
¡Eh, que voy a saltar ahí,
justo detrás de vosotros!
o bien
¿Ves lo que llevamos?
¡Pues queda otro tanto!
La inminencia del Fin es algo que mucha gente ha sentido. Seguimos mirando los brotes de las higueras y también nos parece que llega el verano. En nuestros tiempos hay unos signos algo inquietantes. Nos falta la llegada de ese tal anticristo, que podría ser una persona, institución o conjunto de valores; o esa abominación de la desolación puesta donde no debe, Mateo veinticuatro quince, Marcos trece catorce. Que cada quien piense, rece y se ilumine.
¡Ah, olvidaba! Tres cosas.
Una. Este viaje es sólo para los cuatro mil quinientos millones de años de nuestra Tierra. La edad estimada del Universo es de algo más de trece mil millones de años. ¡Desde Madrid a Australia! Por entonces vivieron las estrellas muertas y sin nombre en cuyo horno, núcleo, se coció la materia pesada de la que tú y yo estamos hechos.
Otra. Cuando recordamos algo con fuerza, en ese momento el cráneo se convierte en una máquina del tiempo. La aguja del tocadiscos vuelve al surco del pasado, el presente se desdobla den dos. Los túbulos de las neuronas, ahí tenemos un filón para estudiar. Es posible que ya estemos en el juicio final, por la parte de la reconstrucción de los hechos.
La última. Adaptado de El libro de la Nada, de John Barrow. ¿A que cuesta imaginar tres, cuatro, cinco dimensiones de tiempo? Sería bonito un mundo de tres dimensiones de tiempo, pero sólo una de espacio. A John le parece impredecible esa combinatoria. Nos consuela diciendo, estamos aquí.
A lo mejor un día hace Dios un ovillo, una pelota con ese largo hilo desde Australia, y nos vamos todas a jugar al balón alegres.
Juan ocho cincuenta y ocho. Jesús les dijo: De cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.
Así dicho, en presente, yo soy.
Tengo amigos a quienes no les gusta la Eternidad, les parece inaguantable. Claro, es que el tiempo Eterno no es como el de aquí. ¿Habéis notado cómo es el flujo del tiempo en vuestros sueños? También fluye, pero es como… Como más estático, ¿verdad? Pues algo así.
Si a alguien molesto con estas idas de olla mías que me avise. Gracias por leer, por vuestro tiempo. Abrazos apretados.