A través de la oración no sólo traemos presente a Dios en nuestra vida, sino que con nuestra oración traemos a Dios a la vida de los demás. En la dificultad, parece que nos quedamos solos y en la oración que llama a más oración, uno puede sentir cómo otros rezan por uno y crear una red de oración que nos une e interconecta: el motivo de la vida contemplativa.