Miércoles de Ceniza, inicio de la Cuaresma. Tiempo de ayuno, de privarse de aquello que no nos trae la felicidad aunque lo deseemos fuertemente. Tiempo para pedir perdón y para perdonar, para saberse limitado, para pedir ayuda, para dejarse ayudar. Tiempo de conversión de cambio. Tiempo para querer y quererse, para observar y observarse. Tiempo para acompañar a quien lo necesita, para estar presente y no cerrarse a las necesidades ajenas. Tiempo para dejarnos apremiar por el amor de Cristo, buscando su rostro en quienes nos rodean. Tiempo para animarse a corresponder en los que tenemos cerca y lejos, el amor infinito de nuestro Creador que ama a todos los seres y no aborreces nada de lo que ha creado. ¿Cómo podríamos existir, si tú no quisieras y nos quisieras? Miércoles de Ceniza, inicio de la Cuaresma, tiempo de reconversión.