2019-03-14: ¡Quien busca, encuentra!

Estamos en el tiempo de Cuaresma, un tiempo de interiorización para vernos mejor a nosotros mismos y poder celebrar de corazón el Triduo Pascual.

La invitación de la comisión de liturgia en este año a ser “transformados por el amor de Dios” no puede venir mejor adaptada a este tiempo litúrgico, y vamos esta tarde a meditarlo desde la frase del evangelio de hoy «quien busca, encuentra».

En Cuaresma esta vivencia del encuentro se hace desde la devoción popular del viacrucis. Nos detendremos esta tarde en tres de sus estaciones, para dejarnos iluminar por tres personajes en esa búsqueda que realizamos cada uno de nosotros: María, Simón de Cirene, y la Verónica.

 

CANCIÓN:
Peregrino, ¿a dónde vas?,
si no sabes a donde ir.
Peregrino por un camino
que va a morir.
Si el desierto es un arenal,
El desierto de tu vivir,
¿quién ten guía y te acompaña en tu soledad?
 
SOLO ÉL, MI DIOS,
QUE ME DIO LA LIBERTAD,
SOLO ÉL, MI DIOS, ME GUIARÁ. (Bis)
 
Peregrino que a veces vas
sin un rumbo en tu caminar,
peregrino que vas cansado de tanto andar.
Buscas fuentes para tu sed
y un rincón para descansar,
vuelve amigo,
que aquí en Egipto, lo encontrarás. 
 
SOLO ÉL, MI DIOS,
QUE ME DIO LA LIBERTAD,
SOLO ÉL, MI DIOS, ME GUIARÁ. (Bis)
 
Peregrino sin un porqué,
Peregrino sin una luz, peregrino
Por el camino que a va a la Cruz.
Dios camina en tu soledad,
Ilumina tu corazón, compañero
De tus senderos buscando amor.
 
 
¿QUÉ BUSCAMOS?
«Érase una vez un cantero que todos los días subía a la montaña a cortar piedras. Mientras trabajaba, no dejaba de cantar, porque, a pesar de ser pobre, no deseaba tener más de lo que tenía, de modo que vivía sin la menor preocupación.
Un día le llamaron para que fuera a trabajar en la mansión de un rico aristócrata. Cuando vio la magnificencia de la mansión, sintió por primera vez en su vida el aguijón de la codicia y, suspirando, se dijo “¡Si yo fuera rico, no tendría que ganarme la vida con tanto sudor y esfuerzo como lo hago… !”
Y, para su asombro, oyó una voz que decía: “Tu deseo ha sido escuchado. En adelante se te concederá todo cuanto desees”. El hombre no entendió el sentido de aquellas palabras hasta que, al regresar aquella noche a su cabaña, descubrió que en su lugar había una mansión tan espléndida como aquella en la que había estado trabajando. De modo que el cantero dejó de cortar piedras y comenzó a disfrutar de la vida de los ricos.
En un caluroso día de verano, se le ocurrió mirar por la ventana y vio pasar al rey con su gran séquito de nobles y esclavos. Y pensó “¡Cómo me gustaría ser rey y disfrutar del frescor de la carroza real!” Su deseo se cumplió. Al instante se encontró sentado dentro de una confortable y regia carroza. Pero ésta resultó ser más calurosa de lo que él había supuesto. Entonces miró por la ventanilla y admiró el poder del sol, cuyo calor podía atravesar incluso la espesa estructura del carruaje. “Me gustaría ser el sol”, pensó para sí. Y una vez más vio cumplido su deseo y se encontró emitiendo olas de calor hacia todos los puntos del universo.
Todo fue bien durante algún tiempo. Pero llegó un día lluvioso y, cuando intentó atravesar una espesa capa de nubes, comprobó que no podía hacerlo. De manera que al instante se vio convertido en nube y gloriándose en su capacidad de no dejar pasar al sol … hasta que se transformó en lluvia, cayó a tierra y se irritó al comprobar que una enorme roca le impedía el paso y le obligaba a dar un rodeo.
“¡Cómo!”, exclamó. “¿Una simple roca es más poderosa que yo? ¡Entonces quiero ser una roca!” Y en seguida se vio convertido en una gran roca en lo alto de la montaña. Pero, apenas había tenido tiempo de disfrutar de su nueva apariencia, cuando oyó unos extraños ruidos procedentes de su pétrea base. Miró hacia abajo y descubrió, consternado, que un diminuto ser humano se entretenía en cortar trozos de piedra de sus pies.
“¿Será posible?, gritó. “¿Una insignificante criatura como ésa es más poderosa que una imponente roca como yo? ¡Quiero ser un hombre!” Y así fue como, una vez más, se vio convertido en un cantero que subía todos los días a la montaña para ganarse la vida cortando piedras con sudor y esfuerzo, pero cantando en su interior, porque se sentía dichoso de ser lo que era y vivir con lo que tenía.»
                                                                            La oración de la Rana, Anthony de Mello.
 
Breve momento de silencio…
 
Sal 137,1-2a.2bc.3.7c-8
Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario.
Daré gracias a tu nombre,
por tu misericordia y tu lealtad;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.
Tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.
 
Lectura del santo evangelio según san Mateo 7,7-12
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden! En resumen: Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas.»
 
Breve momento de silencio…
 
MARÍA (IV estación)

Es leída la reflexión que ofrece Florentino Martín del Blanco en torno a la CUARTA ESTACIÓN DEL VIACRUCIS en uno de los formatos que ofrece en su obra “Diez itinerarios por el camino de la cruz”, titulado “viacrucis de acompañamiento”

 
CANTAMOS AL INICIO Y AL FINAL DE LA LECTURA:
 Ven con nosotros a caminar, Santa María ven.
 Ven con nosotros a caminar, Santa María ven.
 
CANTAMOS EN MEDIO DE LA LECTURA EL SIGUIENTE ESTRIBILLO:
Madre de todos los hombres, enséñanos a decir AMÉN.
(mientras un solista canta las estrofas).
 
Breve momento de silencio…
 
SIMÓN DE CIRENE (V estación)
Es leída la reflexión que ofrece Florentino Martín del Blanco en torno a la QUINTA ESTACIÓN DEL VIACRUCIS.
 
ANTES DE FINALIZAR LA LECTURA, DECLAMAMOS PARTE DEL POEMA DE SANTA TERESA “Vuestra soy, para Vos nací”
Vuestra soy, para vos nací:
¿qué mandáis hacer de mi?
 
Soberana Majestad,
eterna sabiduría,
Bondad buena al alma mía;
Dios, Alteza, un Ser, Bondad:
la gran vileza mirad,
que hoy os canta amor así:
¿qué mandáis hacer de mi?
 
Vuestra soy, pues me criastes,
vuestra pues me redimistes,
vuestra, pues que me sufristes,
vuestra pues que me llamastes.
vuestra, porque me esperastes,
vuestra pues no me perdí,
¿qué mandáis hacer de mi?
(…)
Veis aquí mi corazón,
yo le pongo en vuestra palma;
mi cuerpo, mi vida y alma,
mis entrañas y afición.
Dulce esposo y redención,
pues por vuestra me ofrecí,
¿qué mandáis hacer de mi?
(…)
 
Dadme riqueza o pobreza,
dad consuelo o desconsuelo,
dadme alegría o tristeza,
dadme inferno o dadme cielo,
vida dulce, sol sin velo,
pues del todo me rendí:
¿qué mandáis hacer de mi?
 
Si queréis dadme oración;
si no, dadme sequedad,
si abundancia y devoción,
y si no esterilidad.
Soberana Majestad:
sólo hallo paz aquí,
¿qué mandáis hacer de mi?
 
Breve momento de silencio…
 
Brevemente DAMOS GRACIAS  a Dios por aquello que nos pida el corazón.
CANTO
 Ubi caritas et amor, Ubi caritas, 
Deus ibi est.
 
 
LA VERÓNICA (VI estación)
Es leída la reflexión que ofrece Florentino Martín del Blanco en torno a la SEXTA ESTACIÓN DEL VIACRUCIS.
 
ANTES DE FINALIZAR LA LECTURA, DECLAMAMOS PARTE DEL POEMA “ENTREME DONDE NO SUPE” DE SAN JUAN DE LA CRUZ”
 
Entréme donde no supe:
y quedéme no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo.
Yo no supe dónde estaba,
pero, cuando allí me vi,
sin saber dónde me estaba,
grandes cosas entendí;
no diré lo que sentí,
que me quedé no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo.
(…)  Cuanto más alto se sube,
tanto menos se entendía,
que es la tenebrosa nube
que a la noche esclarecía:
por eso quien la sabía
queda siempre no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo.
Este saber no sabiendo
es de tan alto poder,
que los sabios arguyendo
jamás le pueden vencer;
que no llega su saber
a no entender entendiendo,
toda ciencia trascendiendo.
 
Breve momento de silencio…
 
Ahora, PRESENTAMOS NUESTRAS PETICIONES a Dios por aquello que nos pida el corazón.
 
PADRENUESTRO
 
ORACIÓN COMUNITARIA
Señor Jesucristo: imploramos tu protección e intercesión ante el Padre por toda la comunidad LGTBI, por todas aquellas personas que no se aceptan a sí mismas, que sufren en soledad, son perseguidas por su orientación sexual o su identidad de género y que no son comprendidas, ni aceptadas en su entorno más cercano.
También te damos gracias y te pedimos por Crismhom, para que juntos construyamos tu Reino y seamos luz y faro en nuestra comunidad LGTBI de Madrid. Amén.
 
BENDICIÓN FINAL
Que el Señor nos bendiga y nos guarde, nos muestre su rostro,
tenga misericordia de nosotros y nos conceda la paz. Amén.
 
 

 

 
 
 

 

 

 

 


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