Estamos en el tiempo de Cuaresma, un tiempo de interiorización para vernos mejor a nosotros mismos y poder celebrar de corazón el Triduo Pascual.
La invitación de la comisión de liturgia en este año a ser “transformados por el amor de Dios” no puede venir mejor adaptada a este tiempo litúrgico, y vamos esta tarde a meditarlo desde la frase del evangelio de hoy «quien busca, encuentra».
En Cuaresma esta vivencia del encuentro se hace desde la devoción popular del viacrucis. Nos detendremos esta tarde en tres de sus estaciones, para dejarnos iluminar por tres personajes en esa búsqueda que realizamos cada uno de nosotros: María, Simón de Cirene, y la Verónica.
Peregrino, ¿a dónde vas?,
si no sabes a donde ir.
Peregrino por un camino
que va a morir.
Si el desierto es un arenal,
El desierto de tu vivir,
¿quién ten guía y te acompaña en tu soledad?
QUE ME DIO LA LIBERTAD,
SOLO ÉL, MI DIOS, ME GUIARÁ. (Bis)
sin un rumbo en tu caminar,
peregrino que vas cansado de tanto andar.
Buscas fuentes para tu sed
y un rincón para descansar,
vuelve amigo,
que aquí en Egipto, lo encontrarás.
QUE ME DIO LA LIBERTAD,
SOLO ÉL, MI DIOS, ME GUIARÁ. (Bis)
Peregrino sin una luz, peregrino
Por el camino que a va a la Cruz.
Dios camina en tu soledad,
Ilumina tu corazón, compañero
“¡Cómo!”, exclamó. “¿Una simple roca es más poderosa que yo? ¡Entonces quiero ser una roca!” Y en seguida se vio convertido en una gran roca en lo alto de la montaña. Pero, apenas había tenido tiempo de disfrutar de su nueva apariencia, cuando oyó unos extraños ruidos procedentes de su pétrea base. Miró hacia abajo y descubrió, consternado, que un diminuto ser humano se entretenía en cortar trozos de piedra de sus pies.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario.
por tu misericordia y tu lealtad;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.
Es leída la reflexión que ofrece Florentino Martín del Blanco en torno a la CUARTA ESTACIÓN DEL VIACRUCIS en uno de los formatos que ofrece en su obra “Diez itinerarios por el camino de la cruz”, titulado “viacrucis de acompañamiento”
CANTAMOS AL INICIO Y AL FINAL DE LA LECTURA:
Ven con nosotros a caminar, Santa María ven.
Ven con nosotros a caminar, Santa María ven.
¿qué mandáis hacer de mi?
Soberana Majestad,
eterna sabiduría,
Bondad buena al alma mía;
Dios, Alteza, un Ser, Bondad:
la gran vileza mirad,
que hoy os canta amor así:
¿qué mandáis hacer de mi?
Vuestra soy, pues me criastes,
vuestra pues me redimistes,
vuestra, pues que me sufristes,
vuestra pues que me llamastes.
vuestra, porque me esperastes,
vuestra pues no me perdí,
¿qué mandáis hacer de mi?
yo le pongo en vuestra palma;
mi cuerpo, mi vida y alma,
mis entrañas y afición.
Dulce esposo y redención,
pues por vuestra me ofrecí,
¿qué mandáis hacer de mi?
dad consuelo o desconsuelo,
dadme alegría o tristeza,
dadme inferno o dadme cielo,
vida dulce, sol sin velo,
pues del todo me rendí:
¿qué mandáis hacer de mi?
Si queréis dadme oración;
si no, dadme sequedad,
si abundancia y devoción,
y si no esterilidad.
Soberana Majestad:
sólo hallo paz aquí,
¿qué mandáis hacer de mi?
Ubi caritas et amor, Ubi caritas,
Deus ibi est.
y quedéme no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo.
pero, cuando allí me vi,
sin saber dónde me estaba,
grandes cosas entendí;
no diré lo que sentí,
que me quedé no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo.
tanto menos se entendía,
que es la tenebrosa nube
que a la noche esclarecía:
por eso quien la sabía
queda siempre no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo.
es de tan alto poder,
que los sabios arguyendo
jamás le pueden vencer;
que no llega su saber
a no entender entendiendo,
toda ciencia trascendiendo.
También te damos gracias y te pedimos por Crismhom, para que juntos construyamos tu Reino y seamos luz y faro en nuestra comunidad LGTBI de Madrid. Amén.
tenga misericordia de nosotros y nos conceda la paz. Amén.