2018-08-23: SAL DE TU TIERRA. CAMINANDO EN ESPERANZA, SEGÚN SU PROMESA…

SAL DE TU TIERRA.  CAMINANDO EN ESPERANZA, SEGÚN SU PROMESA
Las migraciones, son tan antiguas como la misma humanidad…los motivos, son a menudo diversos…y la acogida en el lugar de destino, se da también de muchos modos… pero, cristianamente, acogemos como es debido, a quienes hoy vienen a nuestra tierra, sea cual sea el motivo de su venida y el lugar de procedencia?
 
Introducción.
En esta tarde, en la que el Señor nos ha invitado a reunirnos en su nombre, como comunidad cristiana ecuménica, vamos a expresarle nuestra inmensa gratitud por toda su bondad, vamos a tomar conciencia de la importancia de la esperanza, de caminar de su mano, hacia dónde Él nos quiere llevar, a la tierra que mana leche y miel, tierra fértil y de abundante bendición que nos prometió.
 
Presentamos nuestra vida, nuestras inquietudes y necesidades, personales, familiares y comunitarias.
 
Canto.  Nada te turbe.
Texto Bíblico. Génesis 12, 1- 10.
 
Yahveh dijo a Abram: «Vete de tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré. De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre; y sé tú una bendición.  Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan. Por ti se bendecirán todos los linajes de la tierra.»
 
Marchó, pues, Abram, como se lo había dicho Yahveh, y con él marchó Lot. Tenía Abram 75 años cuando salió de Jarán. Tomó Abram a Saray, su mujer, y a Lot, hijo de su hermano, con toda la hacienda que habían logrado, y el personal que habían adquirido en Jarán, y salieron para dirigirse a Canaán. Llegaron a Canaán, y Abram atravesó el país hasta el lugar sagrado de Siquem, hasta la encina de Moré. Por entonces estaban los cananeos en el país. Yahveh se apareció a Abram y le dijo: «A tu descendencia he de dar esta tierra.» Entonces él edificó allí un altar a Yahveh que se le había aparecido. De allí pasó a la montaña, al oriente de Betel, y desplegó su tienda, entre Betel al occidente y Ay al oriente. Allí edificó un altar a Yahveh e invocó su nombre. Luego Abram fue desplazándose por acampadas hacia el Négueb. Hubo hambre en el país, y Abram bajó a Egipto a pasar allí una temporada, pues el hambre abrumaba al país.
 
A la luz de este versículo, el llamamiento de Abraham tiene dos implicaciones, la primera es la separación y la segunda es la dirección, intencionalidad.
 
Separación. Vete de tu tierra y de tu parentela y de la casa de tu padre, implica separación, ¿qué significa esto? Que muchas veces, sino todas, cuando Dios llama a una persona y le traza un plan de vida, lo primero que le va a pedir es que deje atrás algo.
Después que Dios le dio el sueño a José lo primero que hizo fue sacarlo de su casa y llevarlo a Egipto,  lo mismo sucedió con Moisés y con Jesús cuando fueron movidos al desierto.
¿Por qué Dios mueve a alguien después que lo llama? Porque la palabra de promesa que ha recibido requiere que la persona reciba cierto entrenamiento. Por eso lo mueve, por que el lugar en donde está no ayuda a su entrenamiento.
Dirección. Lo segundo que implica el llamado de Abraham es la dirección. Dios además le dijo a Abraham, vete a la tierra que yo te mostraré, Abraham salió de Ur de los caldeos para ser entrenado por Dios en el desierto, pero salió sin saber a dónde iba.
Notemos esto, en lo natural Abraham no sabía a dónde lo llevaba Dios, pero en lo espiritual él caminaba seguro, ¿por qué? porque Dios lo guiaba de manera sobrenatural, de modo que nunca se sintió perdido.
Toda persona que tiene un llamado de Dios al igual que Abraham debe ser dirigido por el Señor, si eso no se da, aun cuando esté sirviendo en la obra, estará extraviado en el camino, creerá que está siguiendo al Señor, por el hecho de que está haciendo la obra de Dios, pero en realidad está perdido, porque no tiene dirección.
Un hombre sin dirección, podrá hacer muchos planes, podrá elaborar proyectos, y podrá tener toda la buena voluntad del mundo, pero si Dios no lo dirige, todos sus planes sólo serán eso planes, no se concretarán, porque Dios no está en ellos.
 
Vete a la tierra que te mostraré, significa, que Dios debe mostrarte cada paso del camino, si tienes un llamado no sigas impulsos emocionales, ni las preferencias de tu corazón, deja que sea Dios quien marque en ti la hoja de ruta.
También en la travesía del pueblo de Israel por el desierto, cuando la nube se movía, el pueblo tenía que moverse y cuando se detenía, el pueblo tenía que detenerse, de la misma manera no te atrevas a caminar si la nube se ha detenido, pero tampoco te atrevas a detenerte si ella se está moviendo.
 
Fe y Obediencia. Ahora pensemos en la fe y la obediencia de Abraham. Primero hay que decir, que la verdadera fe es aquella que obedece, San Pablo nos dice que la fe sin obras es muerta, porque si la fe no te lleva a la obediencia, no es fe espiritual, sino natural y carnal, quizá mera conveniencia.
Abraham sólo tenía un mandato de Dios, él no tenía órdenes explícitas, ni detalles acerca de la travesía pero decidió creerle a Dios y obedeció, hoy en día tenemos más acceso a lo que Dios nos dice, por medio de la Palabra y tanta revelación de ella, pero, ¿nuestra fe está a la altura de ese conocimiento de la voluntad de Dios? O por el contrario, deja mucho que desear?
Es que la obediencia a Dios no es el resultado de mayor conocimiento, sino de cuánta voluntad tenemos para obedecer lo que conocemos de Dios, sea poco o sea mucho, por eso la fe que agrada a Dios, es la que obedece las mociones del Espíritu, (pero no ciegamente, sino con el adecuado discernimiento) y, no sólo la que sabe, porque se convierte en racionalismo, incluso en Teología (Estudio de Dios), Quien siendo el objeto de estudio, puede ser dejado al margen del mismo.
Ojalá recordemos y pongamos por obra, que es la obediencia a la Palabra la que te vuelve hombres y mujeres de fe, a ejemplo de Abraham, de quien se nos dice en el Nuevo Testamento que su fe le fue contada por justicia.
 
Canto. Laudate Dominum
 
Texto del Evangelio: Juan 14, 1-13
««No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy sabéis el camino.» «
«Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto.» Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.» Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: «Muéstranos al Padre»? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.»
Canto. Cerca de Ti, Señor.
 
Silencio.  Ecos, Peticiones, Acción de gracias.
 
Padre Nuestro (hoy vamos a permanecer sentados, tomamos la mano de quienes están a derecha e izquierda, sin movernos del sitio, para evitar romper el ambiente de recogimiento)
 
Oración Comunitaria.  Señor Jesucristo, imploramos tu protección e intercesión ante el Padre por toda la comunidad LGTBI, por todas aquellas personas que no se aceptan a sí mismas, que sufren en soledad, son perseguidas por su orientación sexual o su identidad de género y que no son comprendidas, ni aceptadas en su entorno más cercano. También te damos gracias y te pedimos por Crismhom, para que juntos construyamos tu Reino y seamos luz y faro en nuestra comunidad LGTBI de Madrid. Amén.
 
Bendición: El Señor nos bendiga y nos guarde, nos muestre su rostro y tenga misericordia de nosotros, vuelva su rostro a nosotros y nos conceda la paz. El Señor nos bendiga, hermanas y hermanos. Amén.
 
Avisos
 
 
 
 

 


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