«Exaltación de la Santa Cruz”
Oración Inicial:
Nos congregamos en oración ante el Señor como miembros y simpatizantes de CRISMHOM, comunidad cristiana de diversidad sexual y de carácter ecuménico, desde la que queremos vivir nuestra fe en unión con nuestra orientación afectiva; ambas son parte esencial de nuestra vida porque con ellas materializamos el amor, cualidad humana recibida de Dios.
Amamos a Dios sobre todas las cosas y queremos seguir el modelo de vida que Jesucristo nos dejó en el evangelio, con el convencimiento de que Dios nos ama y que jamás negaría una cualidad humana creada por Él, sino que nos ha regalado las diferentes orientaciones afectivas, porque son muchos y muy diversos los caminos de la salvación.
Desde CRISMHOM nos unimos y apoyamos en nuestros objetivos de integrar fe, orientación afectiva e identidad de género en todas las facetas de la vida, de aceptarnos y ser aceptados, de superar la incomprensión de las iglesias y de tantos cristianos que nos rechazan por nuestra condición sexual y, de colectivos LGTB que nos rechazan por ser cristianos.
Introducción
La Exaltación de la Santa Cruz nos invita a la acción de gracias y a la adoración: por el madero de la Cruz nos vino la salvación; en ella ha muerto, por nosotros, el Hijo de Dios, misterio de salvación que lo acogernos en la fe postrados en humilde adoración. La cruz es el signo de la victoria del amor y de la gracia, porque en ella Cristo derrotó a los poderes de este mundo, el pecado y la muerte. La cruz nos identifica como cristianos, porque nos introduce en el destino sacrificial del Maestro.
Por la muerte de Cristo en ella, la cruz, de instrumento de tortura y maldición, ha pasado a ser el símbolo de la redención. Ella nos abraza cuando nos signamos a lo largo de la vida, desde el mismo umbral del bautismo hasta el momento que cerrarnos los ojos al concluir nuestra peregrinación por este mundo. La cruz corona nuestros montes como señal que invita a elevar más arriba la mirada; está en los caminos a modo de brújula celeste que nos orienta en las encrucijadas de la vida; preside nuestras iglesias como memoria perpetua de la obra de la redención que en ellas conmemoramos. La cruz no es un amuleto o un bello adorno para orejas, nariz o cuello; la cruz es el símbolo más serio, más entrañable, más exigente y comprometedor, porque es el signo de la vida alcanzada al precio de la muerte. A los cristianos nos corresponde mostrar en todo tiempo y lugar la veneración y estima por este signo santo.
«Cuando hagas la señal de la Cruz, procura que esté bien hecha. No tan de prisa y contraída, que nadie la sepa interpretar. Una verdadera cruz, pausada, amplia, de la frente al pecho, del hombro izquierdo al derecho. ¿No sientes cómo te abraza por entero? Haz por recogerte; concentra en ella tus pensamientos y tu corazón, según la vas trazando de la frente al pecho y a los hombros, y verás que te envuelve en cuerpo y alma.
¿Y por qué? Pues porque es signo de totalidad y signo de redención. En la Cruz nos redimió el Señor a todos, y por la Cruz santifica hasta la última fibra del ser humano.»
Evangelio Juan 3, 13-17
Dijo Jesús a Nicodemo:
«Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre. De la misma manera que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todos los que creen en él tengan vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.»
Papa Francisco
Cuando miramos a Jesús en la cruz, hay cuadros bonitos pero la realidad es otra: Cristo estaba, sobre todo, ensangrentado por nuestros pecados. Esta es la realidad que El ha tomado para vencer a la serpiente en su campo.
Mirar la cruz de Jesús, no las cruces artísticas, bien pintadas; mirar la realidad, que era la cruz en ese tiempo. Y mirar su recorrido y a Dios, que se despojó a sí mismo, se abajó para salvarnos. Si un cristiano quiere ir adelante en el camino de la vida cristiana debe abajarse, como se abajó Jesús. Es el camino de la humildad, si, pero también de llevar sobre si las humillaciones como las ha llevado Jesús.
¿Cómo quejarme de mis pies cansados,
cuando veo los tuyos destrozados?
Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque con tu cruz has redimido al mundo. Aleluya.
¿Cómo mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas de heridas?
Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque con tu cruz has redimido al mundo. Aleluya.
¿Cómo explicarte a ti mi soledad,
cuando en la cruz alzado y sólo estás?
Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque con tu cruz has redimido al mundo. Aleluya.
Tiempo de Silencio
https://www.youtube.com/watch?v=e7989C-np_c
BREVE ESPACIO PARA COMPARTIR
(Reflexiones, peticiones y acción de gracia)
PADRE NUESTRO
ORACION COMUNITARIA
Señor Jesucristo, imploramos tu protección e intercesión ante el Padre por toda la comunidad LGTB, por todas aquellas personas que no se aceptan a si mismas, que sufren en soledad, son perseguidas por su orientación sexual o su identidad de género y que no son comprendidas, ni aceptadas en su entorno más cercano. También te damos gracias y te pedimos por Crismhom, para que juntos construyamos tu Reino y seamos luz y faro en nuestra comunidad LGTB de Madrid. Amén.
BENDICIÓN
Que el Señor nos bendiga y nos proteja. Que el Señor nos muestre su rostro, tenga misericordia de nosotros y nos conceda la paz. Así invocaremos el nombre del Señor y El nos bendecirá.