MONICIÓN DE ACOGIDA
Los teólogos han escrito estudios profundos sobre la vida insondable de las personas divinas en el seno de la Trinidad. Jesús, por el contrario, no se ocupa de ofrecer este tipo de doctrina sobre Dios. Para él, Dios es una experiencia: se siente Hijo querido de un Padre bueno que se está introduciendo en el mundo para humanizar la vida con su Espíritu.
Para Jesús, Dios no es un Padre sin más. Él descubre en ese Padre unos rasgos que no siempre recuerdan los teólogos. En su corazón ocupan un lugar privilegiado los más pequeños e indefensos, los olvidados por la sociedad y las religiones: los que nada bueno pueden esperar ya de la vida.
Este Padre no es propiedad de los buenos. «Hace salir su sol sobre buenos y malos». A todos bendice, a todos ama. Para todos busca una vida más digna y dichosa. Por eso se ocupa de manera especial por quienes viven «perdidos». A nadie olvida, a nadie abandona. Nadie camina por la vida sin su protección.
Tampoco Jesús es el Hijo de Dios sin más. Es Hijo querido de ese Padre, pero, al mismo tiempo, nuestro amigo y hermano. Es el gran regalo de Dios a la humanidad. Siguiendo sus pasos, nos atrevemos a vivir con confianza plena en Dios. Imitando su vida, aprendemos a ser compasivos como el Padre del cielo. Unidos a él, trabajamos por construir ese mundo más justo y humano que quiere Dios.
Por último, desde Jesús experimentamos que el Espíritu Santo no es algo irreal e ilusorio. Es sencillamente el amor de Dios que está en nosotros y entre nosotros alentando siempre nuestra vida, atrayéndonos siempre hacia el bien. Ese Espíritu nos está invitando a vivir como Jesús que, «ungido» por su fuerza, pasó toda su vida haciendo el bien y luchando contra el mal.
Es bueno culminar nuestras plegarias diciendo «Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo» para adorar con fe el misterio de Dios. Y es bueno santiguamos en el nombre de la Trinidad para comprometemos a vivir en el nombre del Padre, siguiendo fielmente a Jesús, su Hijo, y dejándonos guiar por su Espíritu.
(J. A. Pagola)
Enséñanos a orar
Señor, enséñanos a orar,
quita de mi mente
los esquemas del mundo. (bis)
Haz que me encuentre contigo
y sea lo que quieres de mí.
Quiero encontrarme contigo
y ser lo que quieres de mí.
EN EL NOMBRE DEL PADRE…
LECTURA: A imagen del Padre (Mt 6, 25-34; 7, 7-12)
«No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas? Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida? Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan. Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos. Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe? No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos? Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura. Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal. (…)
Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le pide un pez, le dé una culebra? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan! Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas.»
Comentario. No siempre se nos hace fácil a los cristianos relacionarnos de manera concreta y viva con el misterio de Dios confesado como Trinidad. Sin embargo, la crisis religiosa nos está invitando a cuidar más que nunca una relación personal, sana y gratificante con él. Jesús, el Misterio de Dios hecho carne en el Profeta de Galilea, es el mejor punto de partida para reavivar una fe sencilla.
¿Cómo vivir ante el Padre? Jesús nos enseña dos actitudes básicas. En primer lugar, una confianza total. El Padre es bueno. Nos quiere sin fin. Nada le importa más que nuestro bien. Podemos confiar en él sin miedos, recelos, cálculos o estrategias. Vivir es confiar en el Amor como misterio último de todo.
En segundo lugar, una docilidad incondicional. Es bueno vivir atentos a la voluntad de ese Padre, pues solo quiere una vida más digna para todos. No hay una manera de vivir más sana y acertada. Esta es la motivación secreta de quien vive ante el misterio de la realidad desde la fe en un Dios Padre. (J.A.Pagola)
SALMODIA: EN TUS MANOS… (F. Ulibarri)
Padre, en tus manos, mi vida:
con todos sus trabajos por Ti emprendidos,
con todas sus penas soportadas por Ti,
con toda su miseria que clama a tu bondad.
En tus manos, mi pasado:
donde tiene tu misericordia tanto que perdonar,
y tu poder tanto que suplir,
y tu amor tanto que amnistiar.
En tus manos, mi presente:
con las angustias que lo nublan,
con las alegrías que lo desbordan,
con el dolor que lo invade.
En tus manos, mi porvenir:
porque lo has preparado con ternura infinita,
porque sé muy bien a quién me confío
y estoy seguro de que no me has de fallar.
En tus manos, todo mi ser:
para que lo acunes y recrees con tu aliento,
para que descanse, seguro, de sus fatigas,
y nunca se sienta inútil y perdido.
Padre, en tus manos, este momento:
con su paz y su tormento,
con tu presencia y tu silencio,
con mis dudas y mi ofrecimiento.
[Todos] GLORIA AL PADRE…
Padre bueno, Dios alegre
Tú, Señor, que enciendes las estrellas,
Tú, que al sol das tu resplandor,
Tú, que cuidas del pájaro perdido
que va buscando el nido
guiado por su amor.
Tú, Señor, que velas por el pobre
y al humilde das tu protección.
al que amas le ofreces un tesoro
que vale más que el oro:
le das tu corazón.
Tú, que siembras rosas y trigales,
Tú, que al lirio vistes de esplendor;
nos proteges, Señor, con más cariño,
pues quieres más a un niño
que al pájaro y la flor.
Tú, Señor, que alumbras mi camino,
Tú, que escuchas siempre mi oración,
en tu amor pongo yo mi confianza,
renace mi esperanza,
se acuna mi canción.
Padre bueno, Dios alegre,
primavera y manantial,
Dios hermano, Dios amigo,
Padre nuestro celestial.
EN EL NOMBRE DEL HIJO…
LECTURA: Jesús pasó haciendo el bien (Hch 10, 34-43)
«Entonces Pedro tomó la palabra y dijo: «Verdaderamente comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en cualquier nación el que le teme y practica la justicia le es grato. Él ha enviado su Palabra a los hijos de Israel, anunciándoles la Buena Nueva de la paz por medio de Jesucristo que es el Señor de todos. Vosotros sabéis lo sucedido en toda Judea, comenzando por Galilea, después de que Juan predicó el bautismo; cómo Dios a Jesús de Nazaret le ungió con el Espíritu Santo y con poder, y cómo él pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el Diablo, porque Dios estaba con él; y nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la región de los judíos y en Jerusalén; a quien llegaron a matar colgándole de un madero; a este, Dios le resucitó al tercer día y le concedió la gracia de aparecerse, no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había escogido de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después de que resucitó de entre los muertos. Y nos mandó que predicásemos al Pueblo, y que diésemos testimonio de que él está constituido por Dios juez de vivos y muertos. De este todos los profetas dan testimonio de que todo el que cree en él alcanza, por su nombre, el perdón de los pecados.»»
Comentario. ¿Qué es vivir con el Hijo de Dios encarnado? En primer lugar, seguir a Jesús: conocerlo, creerle, sintonizar con él, aprender a vivir siguiendo sus pasos.
Mirar la vida como la miraba él; tratar a las personas como él las trataba; sembrar signos de bondad y de libertad creadora como hacía él. Vivir haciendo la vida más humana. Así vive Dios cuando se encarna. Para un cristiano no hay otro modo de vivir más apasionante.
En segundo lugar, colaborar en el Proyecto de Dios que Jesús pone en marcha siguiendo la voluntad del Padre. No podemos permanecer pasivos. A los que lloran, Dios los quiere ver riendo; a los que tienen hambre los quiere ver comiendo. Hemos de cambiar las cosas para que la vida sea vida para todos. Este Proyecto que Jesús llama «reino de Dios» es el marco, la orientación y el horizonte que se nos propone desde el misterio último de Dios para hacer la vida más humana. (J.A. Pagola)
SALMODIA: JESÚS ES EL SEÑOR (P. Loidi)
Jesús es el Señor. No hay otro Señor. No hay otra ley.
Por encima del civismo, por encima de la honradez, por encima de la justicia, ¡Jesús es el Señor!
Por encima de la democracia, por encima de la legalidad, por encima del derecho, ¡Jesús es el Señor!
Por encima de la dialéctica, por encima de la luchas de clases, por encima de la revolución, ¡Jesús es el Señor!
Por encima de la patria, por encima de la nación, por encima del estado, ¡Jesús es el Señor!
Por encima de la sangre, por encima de la familia, por encima de los parientes, ¡Jesús es el Señor!
Por encima de la comunidad, por encima de la iglesia, por encima del cristianismo ¡Jesús es el Señor!
Por encima del partido, por encima del sindicato, por encima de las organizaciones, ¡Jesús es el Señor!
Por encima de la salud, por encima de la vida, por encima de la muerte, ¡Jesús es el Señor!
No hay otro Señor… No hay otra ley… ¡Jesús es el Señor!
[Todos] GLORIA AL PADRE…
Jesús, ¿quién eres Tú?
Jesús, ¿quién eres Tú?
Tan pobre al nacer
que mueres en cruz.
Das paz al ladrón,
inquietas al fiel,
prodigas perdón.
Tú, siendo Creador,
me quieres a mí
que soy pecador.
Tú, dueño y Señor,
me pides a mí
salvar la creación.
Jesús, ¿quién eres Tú?
EN EL NOMBRE DEL ESPÍRITU SANTO…
LECTURA: El Espíritu es nuestro defensor (Jn 14, 11-21.23-27)
«Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré. Si me amáis, guardaréis mis mandamientos; y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce. Pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros. No os dejaré huérfanos: volveré a vosotros. Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero vosotros si me veréis, porque yo vivo y también vosotros viviréis. Aquel día comprenderéis que yo estoy en mi Padre y vosotros en mí y yo en vosotros. El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él
Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado. Os he dicho estas cosas estando entre vosotros. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho. Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde.»
Comentario. ¿Qué es vivir animados por el Espíritu Santo? En primer lugar, vivir animados por el amor. Así se desprende de toda la trayectoria de Jesús. Lo esencial es vivirlo todo con amor y desde el amor. Nada hay más importante. El amor es la fuerza que pone sentido, verdad y esperanza en nuestra existencia. Es el amor el que nos salva de tantas torpezas, errores y miserias.
Por último, quien vive «ungido por el Espíritu de Dios» se siente enviado de manera especial a anunciar a los pobres la Buena Noticia. Su vida tiene fuerza liberadora para los cautivos; pone luz en quienes viven ciegos; es un regalo para quienes se sienten desgraciados. (J.A. Pagola)
SALMODIA: ALABANZA AL ESPÍRITU (F. Ulibarri)
Te bendecimos, Espíritu creador,
fuente de vida y novedad,
dador de identidad cristiana y libertad,
que renuevas constantemente la faz en la tierra.
Te glorificamos, Espíritu del pueblo y de los profetas,
huésped inquieto, sabiduría de Dios,
fuerza creadora de la historia,
promesa de justicia, solidaridad y paz.
Te ensalzamos, don de Dios,
irresistible presencia de liberación,
que haces de cada pueblo y nación,
de cada familia y comunidad,
de cada hombre y mujer
una zona liberada del Reino de Dios.
Reconocemos tu presencia en el reverso de la historia
y en el corazón de nuestro mundo:
en la esperanza de los pobres, en el ansia de libertad,
en la lucha por la justicia, en el grito de los oprimidos,
en la defensa de los derechos humanos,
en cada alegría, conquista y anhelo
de este largo caminar hacia la plenitud del Reino.
[Todos] ¡Bienvenido, Espíritu, a nuestro mundo y a nuestra casa!
GLORIA AL PADRE…
Ven, Espíritu de Dios
Ven, Espíritu de Dios, sobre mí.
Me abro a tu presencia,
Cambiarás mi corazón. (bis)
Toca mi debilidad,
toma todo lo que soy.
Pongo mi vida en tus manos
y mi fe.
Poco a poco llegarás
a llenarme de tu luz.
Tú cambiarás mi pasado;
cantaré:
TIEMPO DE REFLEXIÓN Y ORACIÓN PERSONAL
TIEMPO DE ALABANZA, DE PETICIONES, DE ACCIÓN DE GRACIAS
(desde la propia vida, hablando con cariño y escuchando con respeto)
PADRENUESTRO
ORACIÓN COMUNITARIA
Señor Jesucristo: imploramos tu protección e intercesión ante el Padre por toda la comunidad LGTB, por todas aquellas personas que no se aceptan a sí mismas, que sufren en soledad, son perseguidas por su orientación sexual o su identidad de género y que no son comprendidas, ni aceptadas en su entorno más cercano. También te damos gracias y te pedimos por Crismhom, para que juntos construyamos tu Reino y seamos luz y faro en nuestra comunidad LGTB de Madrid. Amén.
BENDICIÓN FINAL
Que el Señor nos bendiga y nos guarde, nos muestre su rostro, tenga misericordia de nosotros y nos conceda la paz. Amén.
Cántico de María
El Señor hizo en mí maravillas;
santo es su Nombre. (bis)
Engrandece mi alma
al Señor, mi Dios,
mi espíritu se alegra
en mi Salvador
porque ha puesto los ojos
en mi humillación
y dichosa me dicen
por los siglos.
Su misericordia
en cada generación
se derrama sobre los que temen,
pero a los soberbios en su corazón
los dispersa la fuerza de su brazo.
Derribó de sus tronos
a los potentados
y ensalzó a los humildes;
a los pobres y hambrientos
los colmó de bienes
despidiendo a los ricos.
Acogió a Israel,
su humilde siervo,
acordándose de su misericordia
en favor de Abraham
y todos sus hijos,
todo lo prometido por los siglos.